UOH impulsa innovaciones en postcosecha con seminario “Ciencia para más y mejor fruta”
- Se trató de una iniciativa muy valorada y fundamental en la vinculación entre academia y sector productivo.
Con la participación de productores, profesionales del agro, investigadores y estudiantes, se realizó en el Campus Colchagua de la Universidad de O’Higgins (UOH) el seminario “Ciencia para más y mejor fruta”, instancia que marcó el cierre oficial del proyecto FONDEF IDeA ID23I10201 “Uso de nitroprusiato de sodio (SNP) como generador de óxido nítrico para la preservación de la calidad de la cereza exportada a mercados distantes” financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación..
El evento tuvo como objetivo presentar el proyecto liderado por la Dra. Lorena Pizarro, además de dar visibilidad a otras innovaciones tecnológicas chilenas orientadas a mejorar la calidad de la fruta durante la etapa crítica de postcosecha, una de las más desafiantes para la industria exportadora nacional.
El desafío de llegar lejos con fruta de calidad
En un contexto donde Chile se consolida como uno de los principales exportadores mundiales de cerezas y otras frutas frescas, los desafíos de la postcosecha, particularmente el deterioro de calidad durante el almacenamiento prolongado y el transporte a mercados lejanos, se han vuelto un tema clave. Pérdida de firmeza, aparición de enfermedades y reducción del valor comercial son algunos de los problemas que enfrenta la industria al intentar mantener la fruta en óptimas condiciones tras su cosecha. Por ello, la búsqueda de soluciones sustentables y eficaces ha movilizado a diversos equipos científicos en el país.
Innovación con óxido nítrico para preservar cerezas
La Dra. Lorena Pizarro, investigadora principal del proyecto, presentó la charla “Menos enfermedades, más fruta: innovación con óxido nítrico en cerezos”, donde dio a conocer los positivos resultados del uso de nitroprusiato de sodio (SNP) como una fuente de óxido nítrico capaz de prolongar la vida útil de las cerezas durante su envío a mercados internacionales como China o Estados Unidos.
“El óxido nítrico actúa como un regulador clave en procesos fisiológicos de la fruta, ayudando a reducir la incidencia de enfermedades”, explicó la académica de la UOH.
Miradas complementarias para una fruta más resiliente
El seminario también contó con las presentaciones del Dr. Rubén Almada, investigador del Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF), quien abordó la protección solar como herramienta para preservar el desarrollo floral y la calidad de frutos en cerezo, destacando cómo el manejo del estrés lumínico puede prevenir daños y favorecer una mejor cosecha.
En tanto, la Dra. María José Montañola, de la empresa MERISTEM, presentó estrategias integradas para la obtención de las frutas del futuro, donde expuso avances en multiplicación in vitro, regeneración y técnicas de “speed breeding” para acelerar procesos genéticos en frutales, con el objetivo de generar variedades más resistentes y adaptadas a los desafíos climáticos actuales.
Ciencia al servicio del agro nacional
La jornada fue valorada como una instancia fundamental de vinculación entre la academia y el sector productivo. “Eventos como este permiten transferir soluciones concretas al campo, generando un impacto directo en la competitividad y sostenibilidad de nuestra fruticultura”, señaló la Dra. Lorena Pizarro.
El proyecto FONDEF ID23I10201 fue financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y ejecutado por la Universidad de O’Higgins.
Para conocer más sobre esta iniciativa y acceder a sus resultados, se puede visitar el sitio web www.biosav.cl o www.uoh.cl.
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Saber másCon amplia convocatoria y diversidad de saberes se realizó Coloquio de Socioecología en San Fernando
- El enfoque interdisciplinario del evento permitió fortalecer redes de colaboración entre las y los participantes, promoviendo un diálogo plural y reflexivo.
Con la participación de diversas organizaciones y asistentes de diferentes regiones de Chile y el extranjero, se realizó el V Coloquio de la Sociedad de Socioecología y Etnoecología (SOSOET) en la Región de O’Higgins. La actividad reunió a 105 personas -entre profesionales, artistas y estudiantes- con el propósito de intercambiar conocimientos y experiencias en torno a las múltiples formas de relación entre sociedad y naturaleza.
Durante tres días, el Campus Colchagua de la Universidad de O’Higgins fue escenario de un intenso programa que abordó temáticas desde la ecología política, justicia climática, y agroecología hasta los riesgos socioambientales, pueblos indígenas y memoria biocultural. El enfoque interdisciplinario del evento permitió fortalecer redes de colaboración entre las y los participantes, promoviendo un diálogo plural y reflexivo.
Participación
El coloquio evidenció una creciente participación de la sociedad civil. Un 4,6% de las y los asistentes se identificaron como integrantes de pueblos originarios -Mapuche, Atacameño, Quechua y Kawésqar-, mientras que un 15,7% provenía de organizaciones ciudadanas como Parque Mahuida, Asociación Pomaire Vive, ONG Kintu y Chilwe Kimün.
El 29,6% de los participantes provenían de la Región Metropolitana, mientras que el resto se distribuyó en diversas regiones del país, incluyendo Magallanes, Aysén, Los Ríos, La Araucanía, Biobío, Maule, O’Higgins, Valparaíso, Coquimbo y Atacama. Además de los participantes provenían de fuera de Chile, como México.
Los formatos de presentación más comunes durante el coloquio fueron las exposiciones orales, seguidas de pósters científicos, talleres, ferias interactivas y expresiones artísticas. Esta diversidad metodológica no solo enriqueció el intercambio de saberes, sino que también facilitó espacios de participación inclusiva. En cuanto a las líneas temáticas más destacadas, sobresalieron los conocimientos locales, las transformaciones socioecológicas, la educación ambiental, la transdisciplina, la ecología política y el arte como herramienta crítica y reflexiva.
“Este encuentro es un ejemplo claro de la importancia de la colaboración interinstitucional y la interdisciplinariedad para abordar los desafíos ambientales y sociales que enfrentamos”, señaló Matías Barceló, investigador postdoctoral del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3) de la Universidad de O’Higgins e integrante del comité organizador.
Desde la SOSOET, destacan que instancias como estas potencian la diversidad de perspectivas y la vinculación con problemáticas socioambientales para emplear soluciones posibles hacia futuros alternativos. Esto, con el objetivo de fortalecer las redes de colaboración a lo largo de Chile.
“Los Coloquios SOSOET buscan generar espacios de diálogo que trasciendan lo estrictamente académico, abordando los desafíos que enfrentamos como sociedad en nuestra relación con la naturaleza. Estas instancias permiten encuentros significativos entre instituciones públicas y privadas, organizaciones sociales y pueblos indígenas”, indicó Paola Araneda, miembro de la mesa directiva de la SOSOET.
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Saber másRestauración ecológica en Chile: hacia un modelo que integra ciencia, valores culturales y comunidades locales
- Investigadores UOH destacan la importancia de considerar las limitaciones de la restauración ecológica en Chile y subrayan la necesidad de poner mayor atención en la integración del conocimiento local, la participación comunitaria y una visión marina-terrestre para enfrentar los desafíos del nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas.
Matías Barceló, investigador postdoctoral del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3) de la Universidad de O’Higgins (UOH), en conjunto con los académicos Claudia Rojas y Alejandro Venegas, también del mismo instituto, realizaron un estudio con el objetivo de evaluar el estado y proyecciones de la restauración ecológica y social en Chile, a partir del análisis de más de 90 iniciativas registradas por el Ministerio del Medio Ambiente.
En la investigación se hace énfasis que, a pesar del crecimiento sostenido en el número de iniciativas de restauración ecológica en Chile durante la última década, los enfoques predominantes han priorizado la reforestación, relegando los aspectos socio-ecológicos y comunitarios a un rol secundario.
Así lo plantea Matías Barceló, quien advierte que “la mayoría ha priorizado la reforestación con especies nativas en terrenos altamente degradados, lo que ha generado un uso excesivo de riego, especialmente en la zona central y centro-sur del país. Estas regiones recientemente han sido intensamente afectadas por incendios forestales, período prolongado de sequías, y plantaciones exóticas. Sin embargo, estos esfuerzos suelen ejecutarse sin una planificación integral que articule la ciencia, las comunidades locales, los valores culturales y el sector privado”.
Barceló agrega que un problema relevante es “la falta de participación significativa de las comunidades, cuyo rol en muchos casos es limitada a tareas operativas sin incidencia en la toma de decisiones. Sin embargo, consideramos que las comunidades locales tienen una valiosa oportunidad de ser incorporadas activamente desde su conocimiento tradicional de los ecosistemas, así como en el establecimiento y monitoreo de los proyectos”. Esta situación responde también a una “fuerte dependencia del financiamiento privado, debido a la precariedad de los subsidios estatales para la restauración ecológica”. Este financiamiento privado se enfoca especialmente en programas de reforestación.
Una oportunidad para el cambio
La reciente creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) es vista por el investigador como una oportunidad histórica para cambiar esta lógica. “Esta nueva institucionalidad no solo permitirá elaborar planes específicos para restaurar ecosistemas degradados, tanto dentro como fuera de áreas protegidas, sino que también contempla la participación de comunidades locales”, señala.
Respecto al rol de las comunidades locales e indígenas, Barceló destaca que “su involucramiento se ha restringido a acciones puntuales como, por ejemplo, la plantación de árboles o recolección de semillas, sin que exista un espacio real para su participación en la planificación, gobernanza o definición de objetivos de restauración ecológica, que iría más allá de solo la reforestación de árboles”. Por ello, plantea como necesario “crear mecanismos de co-gestión, entregar herramientas y apoyo técnico a las comunidades, y fomentar la corresponsabilidad en la toma de decisiones sobre los ecosistemas que habitan y cuidan”.
El investigador también advierte sobre una deuda importante con los ecosistemas marinos. “Han estado prácticamente ausentes en las políticas de restauración chilenas, a pesar de que el país cuenta con miles de kilómetros de costa y una rica biodiversidad marina”. Esta omisión -añade- se debe en parte “a la fragmentación institucional que separa la gestión terrestre de la marina y a una política pública que históricamente ha centrado sus esfuerzos en la restauración forestal”.
Experiencias como el Proyecto Kintu —que busca la reintroducción del guanaco como especie clave para restaurar ecosistemas mediterráneos— o la colaboración entre científicos del Instituto SECOS y pescadores de caleta Horcón para la repoblación de macroalgas, son ejemplos concretos de buenas prácticas, que destacan por combinar ciencia y saber local, involucrar activamente a las comunidades y promover soluciones que restauran funciones ecológicas.
“Estos casos muestran que, cuando se articulan ciencia, saberes locales y participación ciudadana, los procesos de restauración pueden tener un impacto profundo y duradero”, subraya Barceló.
El estudio cobra especial relevancia en el marco de la Década de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021–2030), que hace un llamado global a revertir la degradación ambiental. En Chile, el Plan Nacional de Restauración de Paisajes busca restaurar al menos un millón de hectáreas degradadas, pero enfrenta desafíos técnicos, políticos y financieros. “Más allá de los detalles, el desafío principal es traducir la ambición del plan en procesos concretos, inclusivos y sostenibles en el tiempo”, recalca el investigador.
Finalmente, Barceló enfatiza los beneficios sociales y culturales que puede traer una restauración con enfoque socioecológico: “este tipo de enfoque fortalece los lazos entre las comunidades y sus territorios, revitaliza prácticas culturales vinculadas a la naturaleza y contribuye a la construcción de identidades locales basadas en el cuidado del entorno”.
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Saber másAcadémica UOH destaca el valor científico y productivo de la miel chilena en su día nacional
- Andrea Müller lidera investigaciones sobre hidrogeles cicatrizantes, calidad de mieles y fortalecimiento de la apicultura local en O’Higgins.
En el marco del Día Nacional de la Miel, la Universidad de O’Higgins (UOH) relevó la importancia de este producto y sus derivados, tanto desde la mirada científica como desde la dimensión productiva y territorial.
“La miel tiene muchísimas propiedades, no solo nutricionales, sino también terapéuticas. A través de la investigación científica podemos avalar todas estas características”, afirmó la Andrea Müller, académica del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3).
La especialista agregó que el consumo de miel en Chile sigue siendo considerablemente bajo, alcanzando apenas los 150 gramos por persona al año. “Debemos estimular el consumo. Relevando su importancia podemos incentivar a que más personas incorporen la miel en su alimentación cotidiana”, puntualizó.
Desde el Laboratorio de Farmacología que dirige, la Dra. Müller lidera dos importantes líneas de investigación. Una de ellas corresponde a un proyecto Fondecyt de inicio que evalúa el uso de hidrogeles de miel para la cicatrización de heridas en perros, mediante estudios tanto in vitro como in vivo. Paralelamente, junto a su equipo ejecuta un proyecto FIC (APIUOH) centrado en diferentes actividades, como capacitaciones y desarrollo de protocolos de análisis que permitan diferenciar mieles auténticas de aquellas adulteradas, reforzando la trazabilidad y la confianza del consumidor.
“En nuestros estudios hemos observado que la miel chilena tiene parámetros de calidad elevados. Su capacidad antioxidante y concentración de polifenoles totales se comparan, por ejemplo, con la miel de Manuka de Nueva Zelanda, reconocida a nivel mundial por sus propiedades terapéuticas”, explicó la investigadora.
Entre los principales desafíos para el rubro apícola, la Dra. Müller destacó el bajo consumo interno y la venta a granel: “gran parte de la miel chilena se exporta, principalmente a Alemania. Es fundamental incentivar el consumo interno y que los productores apuesten por el fraccionamiento, lo que les permitirá obtener un mayor retorno económico y fomentar el consumo local de un producto de excelente calidad”.
“A través del proyecto FIC estamos capacitando apicultores, realizando actividades teóricas y talleres prácticos, acompañando diferentes procesos productivos. Además, trabajamos con tres unidades de mejoramiento productivo apícola que servirán como modelos replicables para otros productores, generando impactos positivos tanto económicos como ambientales en sus comunidades”, concluyó la Dra. Müller.
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Saber másOne Health en zoonosis: la urgencia de una estructura articulada en vigilancia y control sanitario
- Expertas de la Universidad de O’Higgins advierten la necesidad de implementar un sistema riguroso para el tratamiento de enfermedades infectocontagiosas, donde la educación y la bioseguridad jueguen un rol fundamental en la población.
Según la National Library of Medicine (NLM), el 60% de enfermedades infecciosas humanas tienen origen zoonótico y cada año causan más de 2,7 millones de muertes en el mundo. En Chile, el MINSAL y el SAG reportan brotes activos de influenza aviar, leptospirosis, equinococosis (hidatidosis), hantavirus, brucelosis y rabia silvestre en zonas rurales, conformando un escenario de alerta que exige mayor atención y preparación para contener problemas que -de no abordarse oportunamente- podrían escalar a crisis sanitarias mayores, como ocurrió con la pandemia de COVID-19, también de origen zoonótico.
Las académicas de la Universidad de O’Higgins (UOH), Gemma Rojo y María Teresa Solís, advierten que estas cifras reflejan un escenario complejo asociado a ecosistemas alterados, baja bioseguridad y deficiencias en los protocolos de vigilancia y manejo de fauna silvestre y animales de producción. Ambas especialistas coinciden en que el enfoque “One Health” ofrece una vía rigurosa y efectiva para enfrentar este desafío, al integrar disciplinas como la medicina, la medicina veterinaria, la epidemiología y la ecología en un marco de gobernanza sanitaria integrada.
Como parte de este compromiso, la Universidad de O’Higgins participa activamente en la Mesa Regional de Zoonosis en contexto “Una Salud”, convocada por la Seremi de Salud de la Región de O’Higgins, instancia que promueve el trabajo colaborativo entre instituciones públicas, academia y servicios técnicos para enfrentar estos desafíos sanitarios desde un enfoque territorial.
Contención interdisciplinaria
Gemma Rojo, del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales, plantea la necesidad de seguir avanzando en la articulación de monitoreos multidisciplinarios frente a enfermedades como la influenza aviar, el hantavirus, la rabia silvestre o incluso potenciales amenazas como el COVID-19, cuya circulación activa o emergencia en zonas rurales evidencian la importancia de complementar los esfuerzos institucionales existentes con estrategias preventivas más amplias y articuladas a nivel territorial.
“La estrategia One Health reconoce que la salud humana, animal, vegetal y ambiental están profundamente interconectadas. Este enfoque promueve la colaboración entre disciplinas de la medicina humana, veterinaria, la epidemiología y la ecología, activando distintos sectores destinados a la prevención y mitigación de riesgos en este tipo de enfermedades”, explica la Médica Veterinaria.
Desde esta mirada, la experta sostiene que el control de vectores en sistemas de producción animal y entornos rurales puede optimizarse sustancialmente mediante intervenciones articuladas que eleven los estándares de bioseguridad en rebaños, cultivos y espacios habitacionales. “En terreno, se trabaja directamente con productores y equipos veterinarios en estrategias prácticas como el manejo seguro de residuos, la organización de bodegas, el control integrado de plagas y la capacitación comunitaria en medidas preventivas. Cada una de estas acciones contribuye de forma concreta a frenar la dispersión de zoonosis como el hantavirus, reforzando la seguridad alimentaria y disminuyendo los riesgos de contagio y propagación en zonas rurales”, señala.
La académica participa como co-investigadora en el proyecto Fondecyt Regular Nº1230457, titulado “Rats and zoonotic pathogens: identifying environmental drivers of rat infestation and pathogen infection along anthropogenic gradients in Central Chile”. Este estudio busca comprender cómo los cambios en el uso de suelo influyen en la presencia de roedores y su rol como reservorios de patógenos de alto impacto sanitario, como Leptospira spp., Bartonella spp. y Trypanosoma cruzi. “El trabajo que desarrollamos con el Dr. André Rubio (Universidad de Chile) ha mostrado que las transformaciones del paisaje —como la urbanización, la fragmentación del hábitat y la intensificación agrícola— pueden favorecer la presencia de roedores sinantrópicos y, con ello, la circulación de patógenos de importancia zoonótica. Esta evidencia refuerza la necesidad de fortalecer la vigilancia con un enfoque ecológico, que considere las dinámicas territoriales y los gradientes de intervención humana”, concluye.
En el caso de la rabia silvestre, la experta señala que su diagnóstico oficial está a cargo exclusivo del Laboratorio Nacional y de Referencia de Rabia del Instituto de Salud Pública (ISP). “Ese rol central es fundamental, pero idealmente debería complementarse con mayor vigilancia territorial en fauna silvestre, fortaleciendo los sistemas de alerta temprana y articulación multisectorial que nos permitan anticipar riesgos desde lo local. El enfoque One Health ayuda precisamente a eso: integrar capacidades dispersas en un modelo de respuesta coordinada y efectiva”, agrega la Dra. Rojo.
Educación como estructura
Por su parte, María Teresa Solís, del Instituto de Ciencias de la Salud, recuerda que algunas zoonosis presentes en comunidades rurales de Chile, como la hidatidosis y el Chagas son de origen endémico, razón por la cual se han mantenido activas, en buena medida, debido a la falta de conocimiento asociado a simples prácticas sobre control sanitario. Entre tanto, la equinococosis quística, según indica, se mantiene en ciclos de transmisión asociados a la cría de ganado ovino y canes sin desparasitación.
“Estas enfermedades siguen presentes en la ruralidad chilena, debido a falta de diagnóstico oportuno, al desconocimiento de prácticas de saneamiento y a la escasa educación sanitaria. Y en ese sentido, se hace urgente mejorar la estructura de diagnóstico, adaptar los sistemas de vigilancia a los efectos del cambio climático, ampliar la investigación y promover una cultura de corresponsabilidad entre los distintos actores”, expresa la académica destacando estas recomendaciones como parte de lineamientos para una política pública.
Menciona que impulsar una estructura de esta naturaleza requiere de recursos permanentes que permitan fortalecer los protocolos en vigilancia epidemiológica y en trabajo con comunidades locales. “Esto, en virtud de una estructura de funcionamiento óptima, adecuada y articulada dentro de una cultura para el control sanitario y medioambiental”.
La epidemióloga, reitera que desde el “One Health”, no solo se contempla la optimización en la detección de patógenos y planes de bioseguridad, sino también la formación de la población para cortar cadenas de contagio. “Sin esta coordinación, la respuesta es fragmentada y menos eficaz”, explica.
Vigilancia y compromiso
Al respecto, las académicas consideran que desde el “One Health” se pueden implementar programas de desparasitación regular de animales de compañía y producción, la promoción de vacunación de mascotas, el control de roedores y la educación en manipulación segura de alimentos y consumo responsable de agua. También subrayan la importancia de promover una convivencia respetuosa con la fauna nativa, clave para prevenir saltos de especies y nuevas zoonosis. No obstante, finalizan coincidiendo que, sin comunidades comprometidas, ningún plan de vigilancia será realmente efectivo.
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Saber másAcadémico UOH se integra al Registro de Pares Evaluadores de la CNA
- Dilier Olivera Viciedo se incorpora al Registro de Pares Evaluadores de la Comisión Nacional de Acreditación, fortaleciendo el compromiso institucional con la calidad y mejora continua en la Educación Superior.
El académico Dilier Olivera Viciedo, del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3) de la Universidad de O’Higgins (UOH), fue recientemente incorporado al Registro de Pares Evaluadores de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA).
Como parte de su incorporación, el Dr. Olivera Viciedo participó en la “Jornada de Reflexión y Fortalecimiento de Competencias para Pares Evaluadores”, organizada por la CNA, la cual reunió a más de 300 personas en formato híbrido. La actividad buscó profundizar en los desafíos actuales del sistema de acreditación y fortalecer las capacidades transversales requeridas para una evaluación rigurosa y contextualizada.
“La jornada representó un espacio de diálogo crítico y constructivo sobre los desafíos actuales del aseguramiento de la calidad en la Educación Superior chilena. A nivel personal, fue una oportunidad para reflexionar sobre el rol que como académicos y pares evaluadores debemos asumir con responsabilidad y rigor”, señaló el académico.
En ese sentido, destacó que su participación también reafirma el compromiso de la UOH con “la excelencia, la transparencia y la mejora continua, valores que forman parte de nuestro quehacer institucional”.
Consultado sobre las competencias clave para ejercer como par evaluador, el académico subrayó que “más allá del conocimiento técnico-disciplinar, considero fundamentales las competencias vinculadas al pensamiento crítico, la imparcialidad, la escucha activa y la ética profesional. Un evaluador debe ser capaz de comprender los contextos diversos, valorar las fortalezas y formular observaciones constructivas, evitando juicios apresurados o sesgados”.
Durante la jornada, se desarrollaron talleres y ejercicios grupales orientados a fomentar el intercambio de buenas prácticas y fortalecer criterios comunes entre pares de distintas instituciones, destacando la discusión sobre análisis de evidencias y formulación de juicios evaluativos. También se abordaron temas como la equidad, la pertinencia territorial y la innovación.
Finalmente, el Dr. Olivera Viciedo enfatizó la importancia de compartir estos aprendizajes con la comunidad universitaria. “Los contenidos abordados representan una valiosa fuente de actualización, que no solo nos permite desempeñar mejor nuestro rol como pares externos, sino también fortalecer los procesos de acreditación internos de nuestra Universidad. Replicar estas experiencias contribuirá a consolidar una cultura institucional orientada a la mejora continua y la excelencia académica”.
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Saber másUOH será anfitriona de tres congresos científicos nacionales en su Campus Colchagua
- La Región de O’Higgins se consolida como polo científico con la realización de tres eventos organizados por la SOCHIPA, la SACH y el Coloquio SOSOET bajo el alero del ICA3.
Por primera vez, el Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3) de la Universidad de O’Higgins (UOH) asumirá la organización de tres destacados congresos científicos nacionales: el Coloquio de la Sociedad Chilena de Socioecología y Etnoecología (SOSOET), el 50° Congreso de la Sociedad Chilena de Producción Animal (SOCHIPA) y el 74° Congreso Agronómico de Chile (SACH).
El Coloquio SOSOET se desarrollará entre el 6 y el 8 de agosto en el Campus Colchagua; el Congreso N°50 de SOCHIPA, entre el 12 y el 14 de noviembre en el Hotel Santa Cruz; y el 74° Congreso Agronómico, del 10 al 12 de diciembre, nuevamente en el Campus Colchagua.
“Para el ICA3 es un honor ser los organizadores de tres importantes eventos científicos de distintas áreas del conocimiento que se relacionan directamente con nuestro quehacer. Nuestro Instituto está contribuyendo a consolidar a la región como un polo de desarrollo científico que reúne a profesionales, investigadores y estudiantes en torno a temáticas claves para el territorio”, expresó Rodrigo Contreras, director del ICA3, destacando que esta convocatoria refuerza el posicionamiento del cuerpo académico y de investigadores/as como referentes en investigación en la Región de O’Higgins.
El también académico explicó que uno de los principales objetivos de esta triple organización es “posicionar a la Región de O’Higgins, a la UOH y en específico al Campus Colchagua como un espacio de encuentro científico, donde el ICA3 actúa como unidad anfitriona”. Además, subrayó la importancia de “mostrar nuestros espacios de laboratorios, el trabajo de investigación que se realiza en el ICA3 con sus diversas líneas de investigación, lo que permite posicionarnos y vincularnos con universidades, centros de investigación, empresas e instituciones públicas”.
En cuanto al impacto esperado, el director del Instituto sostuvo que “estos congresos permitirán visibilizarnos a nivel regional, nacional e internacional; impulsar el networking y la creación de alianzas con otras instituciones académicas y de investigación; además de proyectarnos como un Campus donde se desarrolla ciencia de alto nivel con enfoque territorial”. Añadió que esta será una instancia clave para que estudiantes de pre y postgrado puedan presentar los resultados de sus tesis e investigaciones.
Respecto a los desafíos que ha implicado esta convocatoria, Contreras reconoció que ha sido clave articular equipos de trabajo con distintas unidades internas de la Universidad, “como la Dirección de Comunicaciones, la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, y nuestro equipo de apoyo a la Dirección ICA3, como el área de Vinculación con el Medio, junto con representantes de las sociedades científicas”.
Esta inédita instancia científica representa un paso significativo en la consolidación del rol de la UOH, específicamente del ICA3, como un atractivo polo académico, científico y territorial.
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Saber másAcadémica UOH se incorpora como editora de reconocida revista científica sobre biología de suelos
- Claudia Rojas, investigadora del ICA3, se suma al comité editorial del European Journal of Soil Biology, una de las revistas más influyentes en su área a nivel mundial.
La académica del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3) de la Universidad de O’Higgins (UOH), la Dra. Claudia Rojas, fue recientemente integrada como editora de la revista European Journal of Soil Biology, revista científica centrada en el estudio de la vida del suelo, con énfasis en comunidades microbianas, fauna edáfica y sus funciones ecosistémicas.
“Integrarme como editora de esta revista representa un reconocimiento importante a nivel internacional y una valiosa oportunidad para contribuir activamente al desarrollo de una revista científica con una sólida trayectoria”, destacó Rojas.
La investigadora añadió que European Journal of Soil Biology, fundada a comienzos de los años 90, se encuentra actualmente en el cuartil Q1 del ranking SCImago, lo que la posiciona entre las publicaciones de mayor impacto científico en el área de la biología de suelos.
Desde su experiencia en ecología microbiana y biogeoquímica de suelos, especialmente en contextos de perturbación como incendios forestales, la académica mencionó que busca aportar con una mirada integradora, incorporando múltiples escalas en el estudio de procesos edáficos: “Espero contribuir al fortalecimiento de la revista en temas relevantes como la resiliencia microbiana, los servicios ecosistémicos de suelo y la aplicación de herramientas moleculares en estudios ecológicos”.
Asimismo, manifestó su interés por “apoyar la inclusión de experiencias provenientes del hemisferio sur, la participación de mujeres y de investigadores jóvenes donde existe un enorme potencial científico que muchas veces no está suficientemente visibilizado”.
La participación en espacios editoriales de alto nivel científico representa también un hito institucional para la Universidad de O’Higgins: “Es una muestra del reconocimiento al trabajo que hacemos en la Universidad y el impacto global que este puede tener. Es importante que la UOH siga comprometida con el impulso de la ciencia de frontera y la proyección internacional”, señaló Claudia Rojas.
Sobre los desafíos que conlleva este nuevo rol, la académica identificó la necesidad de optimizar los tiempos del proceso editorial y ampliar el cuerpo de revisores. “Uno de los principales desafíos es la disponibilidad de tiempo, tanto para gestionar las etapas del proceso editorial como para encontrar revisores científicos disponibles”.
Finalmente, Rojas recalcó que fomentar una mayor diversidad editorial “es parte del compromiso con una ciencia más equitativa y con mayor capacidad de responder a los desafíos globales en temáticas relacionadas con el ámbito de la revista”.
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Saber másSeminario UOH: investigador español expone sobre potencial del hydrochar en suelos agrícolas
- La actividad fue organizada por el ICA3 y el Magíster en Ciencias Ambientales y de la Tierra.
Francisco Moreno Racero, investigador del Instituto de la Grasa de España, presentó en la Universidad de O’Higgins (UOH) los avances de su trabajo sobre el uso de hydrochar y su efecto en el sistema suelo-planta-microorganismos. La charla se realizó en el marco de los seminarios mensuales organizados por el Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3) y como parte del ciclo de seminarios del Magíster en Ciencias Ambientales y de la Tierra de la UOH. El investigador se encuentra realizando una estancia doctoral en el Laboratorio de Ecología Microbiana y Biogeoquímica de Suelos (LEMiBiS) bajo la supervisión de los académicos Jorge Medina y Humberto Aponte, la que ha sido financiada por la International Humic Substances Society (IHSS).
Durante su exposición, Moreno Racero explicó que su investigación se centra en evaluar cómo el hydrochar, producido a partir de residuos agro-industriales, afecta la estructura de las comunidades bacterianas del suelo y su potencial funcional. “El hydrochar es el producto de la carbonización hidrotermal de biomasa, un proceso termoquímico en el que, mediante temperaturas de entre 200 y 300 °C, se piroliza materia orgánica, generando un carbón rico en nutrientes apto para su uso como enmienda en suelos”, detalló.
Aunque en apariencia el hydrochar no siempre produce cambios visibles en el suelo, los primeros resultados de su investigación muestran efectos positivos. “A corto plazo, en los primeros 77 días, hemos observado un impacto notorio tanto en el crecimiento de las plantas como en la disponibilidad de nutrientes en el suelo”, señaló.
Sin embargo, aclaró que estos efectos tienden a disminuir a mediano y largo plazo, lo que plantea nuevas preguntas sobre su aplicación sostenida en el tiempo.
El investigador también comentó que el uso de hydrochar en suelos agrícolas forma parte de una estrategia más amplia de aprovechamiento de residuos orgánicos, con miras a fortalecer la sostenibilidad de los sistemas productivos. “Se trata de cerrar ciclos de nutrientes y transformar desechos en recursos valiosos para el suelo”, indicó, destacando la importancia de seguir evaluando su desempeño bajo distintas condiciones ambientales.
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Saber másUOH y Agrícola La Torre formalizan alianza estratégica en el marco de proyecto Fondef
- La colaboración se consolida mediante un convenio marco que refuerza la vinculación en investigación, formación profesional y transferencia tecnológica.
La Universidad de O’Higgins (UOH) y la empresa Agrícola La Torre firmaron un convenio marco de colaboración con el propósito de fortalecer iniciativas conjuntas en los ámbitos de investigación, formación profesional y transferencia de conocimiento, particularmente en el contexto del proyecto Fondef IDeA ID23I10201, financiado por ANID y liderado por la académica del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3), Lorena Pizarro.
Con una base de trabajo conjunto que se remonta a los inicios de la Universidad, este convenio formaliza una alianza estratégica que impulsa una visión compartida hacia nuevas fronteras de desarrollo académico y productivo.
“El establecimiento de este convenio de cooperación con la UOH es de suma importancia, ya que creemos firmemente que, sin educación, investigación y extensión, no hay desarrollo. La sustentabilidad ambiental, social y de gobernanza constituyen para La Torre sus sólidos fundamentos, razón por la cual su inserción en la comunidad que participa en sus procesos productivos es de fundamental importancia”, afirmó Carlos Figueroa, representante y gerente general de la empresa.
Además, destacó que “el trabajo de investigación y desarrollo realizado durante estos años por la UOH, a través del ICA3, ha permitido obtener soluciones creativas y originales para enfrentar los desafíos productivos tanto nuestros como de la industria frutícola nacional”.
El acuerdo contempla el desarrollo de investigaciones colaborativas, la incorporación de Agrícola La Torre como centro de práctica para estudiantes de la UOH, y la realización de actividades educativas como seminarios o talleres de interés común. Cada iniciativa será regulada mediante acuerdos específicos que aseguren una implementación ordenada y pertinente, y que permitan avanzar en el desarrollo de tecnologías respaldadas por ANID a través del proyecto Fondef mencionado.
“Desde mi rol como investigadora, valoro profundamente este convenio, ya que fortalece el vínculo entre la Universidad y el sector productivo, permitiéndonos abordar desafíos concretos desde la ciencia aplicada. Esta alianza con Agrícola La Torre no solo nos permitiría validar nuestras tecnologías en condiciones reales, sino que también abre oportunidades para escalar soluciones con impacto en la agricultura regional y nacional. En particular, en el contexto del proyecto ID23I10201, este vínculo es clave para avanzar hacia una fruticultura más sustentable, innovadora y conectada con las necesidades del territorio”, indicó la Dra. Lorena Pizarro.
Con una vigencia inicial de tres años y posibilidad de renovación automática, esta alianza representa un paso concreto en el compromiso mutuo por avanzar hacia una agricultura más sustentable, tecnificada y basada en la articulación entre ciencia y territorio.
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