¿Qué es el ánimo?

El estado de ánimo son representaciones de nuestras emociones con una reacción oscilante y prolongada en el tiempo. Estos serían menos específicos, menos intensos, más duraderos y con menor posibilidad a ser activado por un estímulo o evento desencadenante, en comparación con las emociones.

En nuestro ánimo influyen múltiples factores, entre los cuales se encuentran:

  • Pensamientos o errores cognitivos.
  • Experiencias diarias o situaciones personales o académicas. Por ejemplo, pérdida o duelo
  • Ritmos biológicos
  • Hábitos de alimentación
  • Interacciones sociales o relaciones interpersonales

Existen distintas estrategias que pueden ayudarte a mejorar tu estado de ánimo, entre ellas ejercicios de respiración, de focalizar la atención, de relajación, etc. A continuación, compartimos contigo algunas de ellas, puedes hacer click en cada una y descargar su contenido:

Cuando existen una serie de sintomatología asociada al estado del ánimo y estas se rigidizan, generando dificultades para llevar a cabo actividades cotidianas y afectando diversas áreas del funcionamiento (personal, familiar, académica y/o social). Entre las alteraciones del ánimo más frecuentes se encuentra la depresión.

Cuando el estado de ánimo se encuentra dentro de límites que no generan dificultades a la persona, se denomina eutimia. Cuando es anormalmente bajo se llama depresión. Cuando es anormalmente alto se llama hipomanía o manía. Mientras que la alternancia de fases de depresión con fases de manía se llama trastorno afectivo bipolar.

Depresión

La depresión es una enfermedad o trastorno de salud mental que tiene una mayor prevalencia en adolescentes mujeres después de la pubertad. Se observa un aumento de la incidencia de depresión mayor con un 5,1% para personas entre 4 y 18 años.

Las depresión se caracteriza por:

  • Episodios de ánimo depresivo
  • Mantener una visión negativa del mundo y/o de ti mismos
  • Deterioro del autoestima
  • Falta o pérdida de energía
  • Inquietud o enlentecimiento
  • Disminución en la capacidad de atención y concentración
  • Pérdida de interés o placer por todas o casi todas las actividades
  • Alteración del sueño y/o del apetito
  • Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada

Esta sintomatología debe estar presente todos los días, la mayor parte del día, menos de dos semanas y deben generar dificultades en el área social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Es importante recordar que cuando este estado de ánimo se encuentra bajo constantemente y persiste por algunas semanas, se diferencia notoriamente de una “tristeza normal” o aparecen pensamientos relacionados a la muerte o ideas suicidas, es el momento de acudir cuanto antes a un profesional de la salud (psiquiatra, médico general o psicólogo), ya que recibir un tratamiento temprano puede aliviar los síntomas más rápido y reducir la duración del tratamiento.

Referencias:

Ministerio de Salud (s.f) Guía de Práctica Clínica – No GES. Descripción y Epidemiología. https://diprece.minsal.cl/temas-de-salud/temas-de-salud/guias-clinicas-no-ges/guias-clinicas-no-ges-salud-mental/depresion-en-personas-menores-de-15-anos/descripcion-y-epidemiologia/

American Psychiatric Association. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. DSM-5. Madrid, España: Editorial Médica Panamericana.

Thapar, A., Collishaw, S., Pine, D., & Thapar, A. (2012). Depression in adolescence. Lancet (London, England), 379(9820), 1056–1067.

Vicente, B, Saldivia, S, de la Barra F, Kohn R, Pihan R, Valdivia M, Rioseco P, Melipillan R. (2012). Prevalence of child and adolescent mental disorders in Chile: a community epidemiological study. J Child Psychol Psychiatry, 53( 10), 26-35.

Trastorno Afectivo Bipolar

El trastorno bipolar es una enfermedad del estado de ánimo, crónica y recurrente con presencia de síntomas que oscilan desde la euforia (manía) a la depresión, o la combinación de ambos. Este trastorno afectivo afecta a hombres y mujeres por igual. Suele iniciar en la adolescencia, o entre los 20 y los 30 años.

Algunas características son:

  • Los episodios de depresión y manía pueden ocurrir por separado o a la vez.
  • Los episodios con síntomas alternan con episodios prácticamente asintomáticos (remisiones).
  • Los episodios duran desde unas pocas semanas hasta periodos entre 3 y 6 meses
  • Los ciclos (periodo de tiempo comprendido entre el comienzo de un episodio y el comienzo del siguiente) varían en longitud. Algunas personas tienen episodios infrecuentes, pocos a lo largo de toda la vida, mientras que en otras los episodios se producen 4 o más veces al año (ciclación rápida).
  • Las personas afectadas sufren uno o más periodos de tristeza excesiva y de pérdida de interés por la vida y uno o más períodos de euforia, energía extrema y, a menudo, irritabilidad; entre ambos, se dan periodos de estado de ánimo relativamente normal.

¿Cuáles son las fases del trastorno bipolar?

Manía: Los episodios de manía suelen ser más breves (una semana). La persona se siente energética, vigorosa y eufórica o irritable. Pueden tener un actuar extravagante y dormir poco. A nivel cognitivo, tiene pensamientos más acelerados, pérdida completa de coherencia en el pensamiento y el comportamiento (manía delirante), causando un cansancio extremo.

Hipomanía: Las personas se sienten alegres, con poca necesidad de sueño, y son mental y físicamente activas. Tienen mucha energía, y con frecuencia se desenvuelven bien socialmente. Cambian de humor rápidamente.

Episodios mixtos: Cuando la depresión y la manía o la hipomanía ocurren en un episodio, la persona puede llorar en medio del estado de euforia, o sufrir aceleración de su pensamiento durante un episodio depresivo. A menudo, la persona se va a la cama deprimida y se despierta por la mañana temprano, eufórica y llena de energía.

Referencias:

Suárez, M. Z., Montes, M. G., Jarabo, D. S., & Forteza, G. L. (2015). Trastorno bipolar. Medicine-Programa de Formación Médica Continuada Acreditado, 11(85), 5075-5085.

Hernández, O. M., Martínez, O. M., & Izquierdo, Y. B. (2019). Trastorno Bipolar. Consideraciones clínicas y epidemiológicas. Revista médica electrónica, 41(2), 467-482.

Duelo o Pérdidas

Como seres humanos necesitamos de vínculos que nos permitan crecer y desarrollarnos. Sin embargo, cuando algunos de estos vínculos se rompen aparece un periodo de gran intensidad emocional que se conoce como duelo.

En el caso de una pérdida radical y definitiva como la muerte, el funcionamiento de la persona se verá afectado, de tal manera, que se sentirá incapaz de superar y/o desarrollará un duelo patológico que necesita de intervención profesional para su mejoría.

¿Cuáles son los tipos de pérdidas?

El duelo puede aparecer como resultados de diferentes pérdidas:

  1. Pérdida de la vida. Pérdida total de otra persona o de la propia vida (enfermedad terminal).
  2. Pérdidas de aspectos de sí mismo. Son pérdidas de salud, físicas (partes del cuerpo, sensorial, cognitiva, motora) y psicológicas (autoestima, valores, ideales, ilusiones).
  3. Pérdidas de objetos externos. Son pérdidas materiales. Por ejemplo, el trabajo, la situación económica, pertenencias y objetos.
  4. Pérdidas emocionales. Como pueden ser rupturas con la pareja o amistades.
  5. Pérdidas ligadas con el desarrollo. Pérdidas relacionadas con el ciclo vital o las distintas etapas de la vida (infancia, adolescencia, juventud, menopausia, vejez).

¿Cuáles son las etapas del duelo?

Para considerar que se llegó a un restablecimiento después de una pérdida, la persona atravesará por una serie de etapas o fases que no son secuenciales o fijas, es decir, fluctúan entre ellas. Cabodevilla (2007) define cuatro etapas del duelo:

Aparición de sentimientos de incredulidad y desconcierto. Es común que se experimente sentimientos de pena y dolor, lo cual funcionará como mecanismo protector que permite abordar la noticia o información recibida y evitar la realidad.

Aparece la necesidad de encontrar y reunirse con el ser querido, al mismo tiempo se toma conciencia y se asimila la situación. La persona puede reaccionar inquieta e irritable. La agresividad puede volver hacia uno mismo como autorreproches, pérdida de seguridad y autoestima.

Esta etapa se marca por sentimientos depresivos y ausencia de ilusión por la vida. La persona concientiza que el ser querido no volverá, se presenta una tristeza profunda y llanto incontrolado. Además, se experimentan sentimientos de vacío, soledad, apatía, tristeza y desinterés.

La persona se adapta a nuevos patrones de vida sin el ser querido, y comienzan a ponerse en marcha el funcionamiento de todos los recursos que tiene la persona. Comienza el establecimiento de nuevos vínculos.

¿Cuál es la temporalidad del proceso de duelo o pérdida?

Alrededor de 1 año posterior al fallecimiento o pérdida, se piensa con más calma y la persona puede hablar con nostalgia del ser querido sin sufrir como al inicio. Sin embargo, suelen aparecer dificultades en el aniversario de la muerte y otras fechas importantes, pero esto forma parte del proceso normal de duelo.

¿Cuándo el duelo se considera un duelo complicado, persistente o patológico?

El duelo complicado se presenta cuando:

  • La adaptación y elaboración del dolor de la pérdida es inadecuada o se evidencian situaciones que dificultan tareas o fases.
  • La persona niega constantemente la pérdida.
  • Las reacciones psicológicas, físicas, conductuales y sociales son de alta intensidad, lo cual dificulta llevar a cabo las tareas cotidianas, de tal manera, que las reacciones no pueden ser controladas y existe un riesgo alto de realizar conductas perjudiciales.
  • La duración de las reacciones supera el tiempo usualmente establecido (más de un año).

¿Cuáles son las reacciones ante la presencia de un duelo complejo?

Reacciones físicas: En las fases iniciales es frecuente la aparición de los trastornos del sueño y del apetito, fatiga, dolores musculares, conductas hipocondríacas, estreñimiento, cefaleas, etc. Los síntomas pueden disminuir con los meses, y se hace más frecuente la aparición de síntomas psicológicos.

Reacciones psicológicas:

  • Ausencia de respuesta y reacción afectiva durante las semanas posteriores a la pérdida.
  • Persistencia de emociones intensas (rabia, resentimiento, culpa, tristeza) en las primeras semanas.
  • No referirse a la pérdida y evitar situaciones que pudiera recordarla.

Reacciones conductuales cognitivas

  • No quieren desprenderse de ninguna pertenencia material que pertenecía al difunto, o, al contrario, deshacerse repentinamente de todos los objetos.
  • Impulsos destructivos y autodestructivos.
  • Distorsiones cognitivas, enojo y rabia sobre el fallecido y/o irritabilidad inhabitual contra otras personas.
  • Después del primer año de la pérdida del ser querido, no hay signos de recuperación.

Es importante recordar que cuando estas reacciones aparecen, es el indicador para acudir cuanto antes a un profesional de la salud (psiquiatra, médico general o psicólogo).

Referencias:

Dollenz, E. (2003). Duelo normal y patológico. Consideraciones para el trabajo en Atención Primaria de Salud. Cuadernos de Psiquiatría Comunitaria y Salud Mental para la Atención Primaria de Salud, (1), 1-16.

Neimeyer (2006). Aprender de una pérdida: Una guía para afrontar el duelo. Barcelona: Paidós.

Cabodevilla, I. (2007). Las pérdidas y sus duelos. In Anales del sistema sanitario de Navarra, 30, 163-176. Gobierno de Navarra. Departamento de Salud.

¿Qué podría ayudarme durante el proceso de pérdida o duelo?

Hay distintas estrategias que pueden ayudarte a afrontar o lidiar con tu proceso de duelo. A continuación, compartimos contigo algunas de ellas:

Referencias:

Bellver, A., Gil-juliá, B., & Ballester, R. (2008). Duelo: evaluación, diagnóstico y tratamiento. Psicooncología, 5(1), 103-116.

Worden, J. W., Aparicio, Á., & Barberán, G. S. (2013). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona: Paidós.