Memoria sísmica y comunicación: las principales medidas preventivas ante terremotos de gran magnitud
- Conocer la realidad y necesidades especiales de cada miembro de la familia, tener acceso rápido a los kits de emergencias, claridad sobre las rutas de evacuación, puntos de encuentros, y la capacidad de guardar la calma, forman parte de las claves para enfrentar situaciones de desastres de grandes proporciones.
La investigadora del Instituto de las Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH), Alejandra Serey, recomienda que mantenerse informado acerca de las medidas preventivas y acciones a seguir en caso de terremoto, constituye uno de los principales hábitos que se deben promover dentro de los hogares y comunidades de Chile, con lo cual se podrían generar prácticas de comunicación y soluciones conjuntas e individuales capaces de salvar vidas.
La geóloga resalta las significativas ventajas que se pueden alcanzar cuando se lleva a la “mesa de conversación” el tema de cómo enfrentar los terremotos de gran envergadura, sobre todo porque con este tipo de comunicaciones se espera conocer los escenarios que se deben generar antes del terremoto, así como las medidas que se activarían durante y después del evento. Lo cual está estrechamente relacionado con “la claridad” de las condiciones familiares y comunitarias para activar los dispositivos de emergencia que cada quién debe conocer previamente, incluyendo niñas y niños lo suficientemente autónomos para resolver situaciones puntuales.
“Eso es lo primero. Que todas las familias, incluso comunidades, junto a niñas y niños tengan sobre la mesa de conversación el tema de la prevención y cómo actuar en caso de terremotos de grandes proporciones, lo que contribuye a tomar una ruta de acciones más claras dentro de la conmoción. Por un lado, porque se debe tener claridad acerca de quién puede o no ser autónomo para ejercer acciones, dependiendo de la edad y las condiciones para ello, considerando que en muchos hogares se encuentran adultos mayores, o personas con capacidades especiales, movilidad reducida o psicomotoras que no se valen por sí solas”.
Y, por otro lado, -aclara la experta- esta comunicación “que debe ser permanente”, ya que permite conocer las características del territorio donde se vive, los puntos de encuentro en caso de cualquier situación de desastre, claridad sobre cuáles son las vías de evacuación, la ubicación de la mochila de primeros auxilios, o el lugar de la linterna -por ejemplo- en caso de corte de energía eléctrica. O bien, cómo y en qué momento usar los marcos de las puertas, o las escaleras de emergencia, dependiendo si se vive en edificio, en casa, u otro tipo de construcciones habitacionales y laborales.
La científica también alerta que en pleno terremoto suelen colapsar las telecomunicaciones, por lo que recomienda a los núcleos familiares y comunidades reconocerse entre sí para establecer protocolos de “comunicación vía mensajes de texto o por telegram”, además de valerse de los canales oficiales de información como el del Senapred, por ejemplo.
Memoria sísmica
Otro de los factores que Serey considera de gran relevancia para enfrentar un terremoto de proporciones mayores a los 8.0 de magnitud, se encuentra asociado a “la memoria individual, heredada y colectiva”, entendida como aquel registro de experiencias sobre eventos sísmicos que se ha traspasado generación tras generación, en el que se resguardan “los recuerdos” de quienes vivieron la catástrofe, o de los que vivirán eventos de este tipo en el futuro.
“Todas las generaciones vamos a experimentar uno o dos megaterremotos; es decir, un terremoto con magnitud mayor o igual a 8.0. Motivo por el cual, los recuerdos cobran mucho valor, especialmente porque generan valiosa información sobre traumas y miedos asociados a las catástrofes, que se pueden estudiar de distinto modo, dependiendo del género que experimente el evento (masculino o femenino), en el entendido de que tanto hombres como mujeres reaccionamos de manera distinta frente a los desastres, por lo que la memoria individual, heredada y colectiva, propia de cada lugar, persona y territorio pasa a ser una fuente inagotable de datos y de historia sobre buenas prácticas o malas prácticas durante un acontecimiento sísmico de grandes proporciones”.
La investigadora reconoce que, gracias a esta memoria sísmica, Chile ha desarrollado con el paso del tiempo una capacidad de respuesta y de comunicación inmediata ante desastres, terremotos, inundaciones o tsunamis, fortaleciendo el trabajo de articulación entre redes de carabineros, bomberos, defensa civil, fuerza armada, organizaciones gubernamentales, y personas dedicadas a la atención de catástrofes. “El desafío el día de hoy es trabajar en colaboración y multisectorialmente en el ciclo de la gestión del riesgo de desastres. Un buen ejemplo de ello, es la labor que viene haciendo Senapred con el sistema de comunicación de alerta temprana vía telefónica, junto a los programas de capacitación y simulacro con las comunidades, articulado con la mesa de peligros geológicos aquí en la Región de O’Higgins donde trabajamos la academia con el Minvu, la DGA, el Gobierno Regional, municipalidades, entre otros”.
Para Serey, mientras más se converse y mientras más historias e información de los territorios se entreguen a la gestión de riesgo de desastre, mejor serán las formas de articular medidas preventivas entre las distintas instituciones, y comunidades, donde la academia juega un papel fundamental en el diseño de políticas preventivas y estrategias para la divulgación de conocimiento y acción frente a los peligros geológicos que puedan tener lugar en el país. “Insisto: la memoria sísmica y la comunicación salva vidas”, finaliza la investigadora UOH.
Ecosistemas mediterráneos en Chile ya se habrían desarrollado en el pleistoceno
- El académico UOH Erwin González presenta la primera evidencia científica de ambientes mediterráneos en el Pleistoceno tardío del centro-norte de Chile.
La ciencia ha evidenciado la existencia del Pleistoceno, hace aproximadamente 2.6 millones de años, época geológica conocida como la edad del hielo, por el clima frío que terminó por congelar complemente los polos de la Tierra y casi la mitad del territorio de América del Norte, Europa y la Patagonia. El comportamiento climático durante este periodo Cuaternario no sólo ocasionó la contracción de los océanos, también causó un reordenamiento geográfico de la distribución de las plantas y animales, cuya investigación presenta mayor incerteza en ciertas zonas geográficas.
En Chile, la comprensión del clima y ambiente del pasado de la Patagonia norte de Chile es bastante exhaustiva. Sin embargo, en la zona central o mediterránea del país, la interpretación no es tan sólida.
El frío extremo durante el Pleistoceno causó un reordenamiento de la distribución de plantas y animales. Algunas especies ya poseían adaptaciones a estos cambios ambientales, lo cual les permitió permanecer en los hábitats de origen, pero otras especies debieron migrar a lugares más cálidos. En la Patagonia, particularmente en la región de Los Ríos y Los Lagos, existen investigaciones que indican que grandes masas de hielo cubrieron incluso parte de la depresión intermedia. El avance y retroceso de los hielos en el Pleistoceno originó las grandes cuencas lacustres como el Ranco y Llanquihue. Muchos tipos de bosques adaptados al extremo frío fueron característicos de esos paisajes, sin embargo, el bosque más templado como el valdiviano se refugió en bajas altitudes y en latitudes menores donde actualmente se localizan las regiones del centro norte, como por ejemplo la Región de O’Higgins.
Sumado a lo anterior, estudios previos indican que las lluvias y el frío doblaron en magnitud los valores actuales, lo cual permitió que los bosques adaptados a estas condiciones, que hoy habitan en las montañas de la zona central, como el ciprés de la cordillera, el canelo y el olivilllo, estuvieran ampliamente distribuidos en la depresión intermedia. Hoy en día, un bosque adaptado a la aridez conocido como esclerófilo ocupa estos territorios bajos; caso del peumo, boldo y quillay.
Sin embargo, el reciente estudio publicado en Quaternary Science Reviews, titulado The extinct Notiomastodon platensis (Proboscidea, Gomphoteriidae) inhabited mediterranean ecosystems during the Late Pleistocene in north-central Chile (31ºS–36ºS), del investigador y académico del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH), Erwin González Guarda, muestra la primera evidencia de ecosistemas mediterráneos en Chile central durante las edades glaciales, es decir, ambientes muy parecidos a los actuales.
El estudio integró la biogeoquímica de los mastodontes sudamericanos, conocidos como gonfoterios, con la biogeoquímica de los diferentes tipos de bosques modernos que se distribuyen desde el Parque Nacional Fray Jorge en la Región de Coquimbo al Parque Tantauco en la gran Isla de Chiloé.
Esta investigación no propone un patrón climático como habitualmente lo realizan los estudios de polen, más bien resalta que solo al momento de vida de los gonfoterios, estos proboscídeos comían ramas, hojas e incluso corteza de árbol en ambientes más cálidos y secos de lo que se pensaba. Esto sugiere que el clima del Pleistoceno de Chile central fue mucho más variable que lo interpretado previamente. Nuevas metodologías determinarán qué tan extendidos y frecuentes fueron estos episodios más cálidos en la edad glacial.
“Este tipo de estudios podría ayudar a mejorar las proyecciones climáticas hacia el futuro, ante el actual calentamiento global, ya que los modelos climáticos son constantemente alimentados por los datos que se generan desde el estudio del pasado. Entender por qué se produjeron estas variaciones hace miles de años, sirve cómo línea de base para modelar los diferentes escenarios de los efectos del cambio climático actual, los cuales están siendo conducidos principalmente por las actividades antrópicas”, señala el paleontólogo y autor principal de la investigación.
Cabe señalar que esta investigación, en la cual también participa la académica UOH Natalia Villavicencio e investigadores nacionales e internacionales, ha sido financiado en parte por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile, en el contexto de un proyecto Fondecyt Postdoctoral y un Fondecyt de Iniciación, dirigidos por el académico Erwin González.
Revista científica internacional destaca investigación de académicos UOH sobre fallas en sistemas volcánicos
- Daniele Tardani y Santiago Tassara publicaron resultados de cómo las fallas en sistemas volcánicos influyen en la concentración de cobre.
La destacada revista internacional Nature, que recoge las mejores investigaciones a nivel mundial revisadas por pares en campos de la ciencia y la tecnología, publicó recientemente la investigación de los académicos del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH), Daniele Tardani y Santiago Tassara.
El estudio titulado “The orientation of intra-arc crustal fault systems influences the copper budget of magmatic-hydrothermal fluids”, analiza cómo las fallas en sistemas volcánicos influyen en la concentración de cobre en fluidos magmáticos-hidrotermales, basándose en investigaciones en el sur de Chile, investigando específicamente la concentración de cobre y la firma isotópica de helio de los fluidos geotermales como análogos modernos de los depósitos de minerales hidrotermales en los Andes del centro-sur de Chile.
“Este trabajo de varios años de estudio de campo y análisis geológico, se conecta con investigaciones previas sobre la formación de yacimientos de cobre en zonas volcánicas y cómo los factores tectónicos afectan su localización y viabilidad”, señala el Dr. Daniele Tardani, quien además es investigador responsable del Proyecto Fondecyt de Iniciación (11220777) en el cual se enmarca la publicación y que busca entender el control estructural sobre la formación de sistemas geotermales y depósitos de metales.
Por su parte, el Dr. Santiago Tassara plantea que “el estudio demuestra que la orientación de los sistemas de fallas en la corteza intra-arco tiene un impacto significativo en la concentración de cobre en los fluidos magmáticos-hidrotermales, como se observa en el sur de Chile. Esto es relevante para la exploración de nuevos yacimientos de cobre en zonas volcánicas activas y extintas, ayudando a identificar áreas con mayor potencial de mineralización. A nivel territorial, los resultados sugieren que la caracterización estructural podría guiar futuros proyectos mineros, favoreciendo una planificación más eficiente y sostenible en la extracción de recursos”.
Cabe señalar que éste es un trabajo conjunto con investigadores de la Universidad de O’Higgins, Universidad de Chile, Universidad Austral de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de Quebec en Montreal y Yale University. La publicación se encuentra disponible desde el 2 de septiembre en la prestigiosa revista Nature, en communications earth & environmet. (https://www.nature.com/articles/s43247-024-01629-8).
Geocientífica advierte sobre amenaza latente en Falla San Ramón y ofrece claves para la mitigación de riesgos
- La experta sostiene que la fórmula para enfrentar un eventual terremoto consiste en promover una cultura preventiva.
La investigadora del Instituto de las Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH), Alejandra Serey, señala que la Falla San Ramón ubicada en el oriente de Santiago de Chile es una falla tectónica activa capaz de generar una “sismicidad cortical” de 7.5 de magnitud, que podría provocar grandes remociones en masa en la Región Metropolitana, como las originadas por el terremoto de Valdivia de 1960, que para entonces requirió de un importante despliegue ingenieril.
La experta explica que esta falla recorre más de 20 kilómetros de zonas habitadas entre el Mapocho y el Maipo, atravesando Vitacura, Las Condes, La Reina, Peñalolén, Puente Alto, Lo Barnechea y Pirque, por lo que serían afectadas 2 millones de personas, aproximadamente, según estudios ya planteados por el Programa de Reducción de Riesgos y Desastres de la Universidad de Chile (CITRID).
“Estamos en presencia de una falla geológica de tipo inversa y activa que viene acumulando energía desde hace unos 8 mil años, con un hipocentro muy cercano a la superficie de entre 10 a 12 kilómetros, por lo que un terremoto provocado por esta falla sería de gran intensidad, que dejaría significativas consecuencias a corto, mediano y largo plazo en su zona epicentral, dada la cantidad de población distribuida en esta zona sísmica. Es decir, se podrían desencadenar peligros geológicos en cascada, como una remoción en masa, o el embalsamiento de algún valle, un río, como el ‘Reñihuazo’ provocado por el terremoto de Valdivia 1960”.
Repensar la interacción
Serey, quien también es presidenta de la Asociación Chilena de Ingeniería Geológica, si bien advierte de estos peligros sísmicos latentes, también invita a considerar los efectos secundarios después de un terremoto, como la movilización de sedimentos, las lluvias dadas en distintas épocas, entre otras repercusiones, como evacuaciones, atenciones sanitarias, reconstrucciones, etcétera; razón por la cual se debe apostar por una cultura preventiva que permita repensar las formas de interacción de las personas con la naturaleza, su entorno y con el conocimiento acerca de sus territorios. Entre ellas, las relacionadas con el desarrollo habitacional en zonas de amenaza sísmica.
“Como chilenas y chilenos estamos acostumbrados a reaccionar después de los acontecimientos, es decir, estamos en una cultura reactiva, cuando lo que se requiere es de una cultura preventiva con mejor efectividad de interacción. De modo que, mientras más preparadas y preparados estemos, mejor será la gestión del riesgo de desastre, y mayor será nuestra responsabilidad frente a situaciones de este tipo, entendiendo que los desastres no son estrictamente naturales, sino el producto de nuestra interacción con la naturaleza, y demás espacios, lo que nos hace ser vulnerables ante los peligros geológicos en nuestros territorios”.
Preparación multisectorial
La geocientífica indica que otra de las claves para mitigar un eventual terremoto ocasionado, por ejemplo, por la Falla San Ramón, consiste en la preparación multisectorial en peligros geológicos en cascada para todas las regiones del país, considerando que los distintos territorios experimentan su propia sismicidad de origen cortical superficial, por lo que se trata de un riesgo constante del que hay que estar permanentemente actualizado, al tiempo de articular una red de trabajo desde la academia con organizaciones e instituciones dedicadas a la intervención y respuesta en fenómenos sísmicos.
En tal sentido, la investigadora UOH recomienda avanzar a partir del conocimiento de la “Ley 21.364 para el Sistema y Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres: Una Nueva Institucionalidad para una Sociedad más Resiliente”, con la que se pueden desarrollar mesas de trabajo a escala nacional y/o regional, enfocadas en la preparación multisectorial en la gestión y mitigación de riesgos. “Se trata de un trabajo participativo y colaborativo entre la academia, la ciudadanía, las instituciones como Senapred, MOP, MINVU, DGA, Seremi del Medio Ambiente, los Gobiernos Regionales (GORE), CONAF, municipalidades, junto al de otras organizaciones no gubernamentales, con el que podemos generar consciencia acerca de los peligros geológicos que contiene la realidad sísmica chilena, y la posibilidad de prevenir mayores consecuencias”.
Geólogo UOH explica la actividad sísmica que experimenta el país y cómo afrontar sus repercusiones
- Jorge Romero, advierte que de ocurrir un terremoto como el de 1730 en Valparaíso, las zonas más afectadas como consecuencia de tsunamis, serían las tomas costeras debido a la vulnerabilidad de sus construcciones.
La preocupación surge a raíz de los continuos temblores ocurridos en Coquimbo y Los Vilos, recientemente, que el experto explica como “secuencias sísmicas”, dadas por la frecuencia de eventos puntuales dentro de una escala de tiempo, de los que no se puede predecir si continuarán ocurriendo, razón por la cual pasan a ser una serie de advertencias que invitan a fortalecer las medidas preventivas, y las distintas actitudes que la sociedad necesita asumir frente a un eventual terremoto.
El investigador del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH), Jorge Romero, reconoce que, si bien en la zona norte del país se han registrado “enjambres sísmicos”, caracterizados por movimientos dentro de un área acotada sin consecuencia, que no estuvieron asociados a un sismo principal, también indica que se tienen registros de réplicas en el segmento Valparaíso-Los Vilos, que podrían estar vinculadas al terremoto de Illapel del 2015, “entendiendo que el fenómeno de las réplicas perduran por décadas y que son el producto de las ‘fracturas’ dadas por un evento de gran magnitud, como el de este terremoto originado en el límite de placas tectónicas”.
Terremoto a la vista
El experto advierte la importancia de prestar particular atención a esta actividad sísmica que se registra de forma recurrente en esta área geográfica, zona donde se viene acumulando “una enorme energía” desde hace más de 290 años luego del terremoto de 1730 que alcanzó una magnitud de 9.1, “razón suficiente” para tomar todas las precauciones necesarias para afrontar un acontecimiento de grandes proporciones.
“Este segmento que padece tensiones en los extremos, viene guardando mucha energía desde 1730, por lo que se espera un terremoto para esta zona entre Valparaíso y Los Vilos, del que podríamos estar cada vez más cerca”. Así lo menciona el geólogo insistiendo que la actividad en estos bordes, ya advierte esta acumulación de energía sísmica, que no se sabe con exactitud cuándo podría desencadenar un terremoto, pero que “debería ocurrir sí o sí” y que, además, -asegura-, abarcaría probablemente más de 300 kilómetros de longitud, con varios minutos de movimiento.
De modo que, “habría que recibirlo con serenidad y determinación” sea cual fuera su magnitud, siendo esto parte de las claves para enfrentar el problema, entendiendo también la naturaleza del país, según lo asume Romero, a manera de recomendar la actitud ante la inminente realidad.
“Tenemos que aprender a perderle un poco el miedo a los terremotos. Son cosas que van a ocurrir, sí o sí. No se pueden detener de ninguna manera. Y tampoco es tan necesario saber cuándo y cómo van a ocurrir, sino por el contrario, saber lo que se tiene que hacer al momento de su desarrollo, y en medio de las repercusiones. Es decir, estar preparados para poder mitigar las consecuencias frente a estos fenómenos que forman parte de la naturaleza, lo cual tenemos que asumir, entendiendo que Chile se ubica en el Cinturón de Fuego del Pacífico, por lo que siempre será un país susceptible a estas amenazas”.
Desafío educativo
El académico recomienda tomar consciencia acerca de la importancia de lo “que estamos enfrentando como sociedad”, por lo que el desafío consiste precisamente en generar protocolos de información, comunicación, comportamientos y actitudes de cooperación con los organismos del Estado encargados de atender las emergencias, como el Senapred, las Fuerzas Armadas, Protección Civil, Bomberos, etcétera. Y, por otro lado, agrega el geólogo, la imperiosa necesidad de incorporar en la malla curricular de todos los niveles de educación el aprendizaje acerca de las amenazas naturales de Chile, con el objeto de comprender la temática de los terremotos, de las erupciones volcánicas, inundaciones, y demás fenómenos. “Estos deberían ser tópicos centrales del aprendizaje que una sociedad necesita conocer para afrontar estas situaciones con naturalidad. Ese es el mayor desafío”.
Finalmente, agrega que “es importante conversar de estos temas en la casa, en familia. Ponernos en el caso de que ocurra un sismo mayor y acordar la forma en la que tendremos que responder en nuestro entorno más cercano”.
Ministro de Educación encabeza presentación de la maqueta del nuevo Campus de Ingeniería de la UOH
- El proyecto, que cuenta con todos los permisos de edificación, tendrá capacidad para 1.700 estudiantes y estará emplazado en el sector El Naranjal de la comuna de Rengo.
Con la presencia del Ministro de Educación, Nicolás Cataldo; el subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana; la Rectora de la UOH Fernanda Kri Amar; el Gobernador Regional de O’Higgins, Pablo Silva Amaya; el alcalde de Rengo, Carlos Soto, además de autoridades regionales y locales, se presentó la maqueta del proyecto del nuevo Campus de Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH).
Con una edificación de más de 20.000 metro cuadrados y una capacidad para 1.700 estudiantes, el Campus Rengo albergará a la Escuela y el Instituto de Ciencias de la Ingeniería UOH, con una infraestructura del más alto nivel y las mejores tecnologías, además de un auditorio, zonas deportivas y áreas verdes abiertas a la comunidad.
“Es un proyecto ambicioso, que está a la altura de la expansión y consolidación de la Universidad de O’Higgins en la región. La UOH ha mantenido una demanda permanente de ingresos de estudiantes, una titulación oportuna de ellos y el mayor porcentaje, además, se queda trabajando en la Región de O’Higgins, abriendo una tremenda oportunidad para el desarrollo y crecimiento local”, señaló el Ministro Cataldo.
Con la presentación de la maqueta, se pone término a la etapa de diseño que fue financiada por el Gobierno Regional de O’Higgins a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) y se reafirma el compromiso y la voluntad de las autoridades regionales, del gobierno central y la UOH para materializar el proyecto.
“En la Universidad de O’Higgins tenemos siete mil alumnos y necesitamos seguir creciendo. Aún hay muchos estudiantes en la región que tienen las capacidades para la Educación Superior y que quieren quedarse en O’Higgins, pero que no pueden porque nuestras vacantes e infraestructura están limitadas. Este campus en Rengo está diseñado para albergar la Escuela de Ingeniería con todas sus menciones y al Instituto de Ciencias de la Ingeniería, donde desarrollamos investigación aplicada y pertinente al territorio junto con postgrados y educación continua. Nosotros imaginamos una integración entre los tres campus y las diferentes disciplinas, que será potenciada por esta tercera sede”, aseguró la Rectora Fernanda Kri Amar.
Sobre el compromiso del Municipio de Rengo y la ubicación de la nueva sede, el Alcalde Carlos Soto señaló que “llevamos aproximadamente ocho años trabajando en un proyecto serio de instalación de la Escuela y el Instituto de Ingeniería de la Universidad de O’Higgins. Como Municipio aportamos con el terreno en la mejor zona posible, está la voluntad del Gobierno Regional y Central para avanzar en un proyecto único. Estará a solo unas cuadras de la plaza de armas de la comuna de Rengo, a metros del metrotren y emplazado en un futuro barrio universitario en el sector El Naranjal”.
En la ceremonia también estuvo presente el Delegado Presidencial Fabio López; la Seremi de Educación, Alyson Hadad; el director del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la UOH, Pablo Gutiérrez; el director de la Escuela de Ingeniería, Domingo Jullian; junto a académicos y académicas de la UOH, y alumnos de diversos establecimientos secundarios de la comuna de Rengo que esperan un día estudiar en el nuevo campus de Ingeniería.
“El retrato del tiempo” recibe premio Cultura Científica 2024
- Universidad Autónoma de Chile galardonó la publicación de la académica de la UOH, Natalia Villavicencio, en categoría divulgación científica para adultos.
El Premio Cultura Científica 2024 entregado por la Universidad Autónoma de Chile, destaca las diversas manifestaciones de la cultura científica nacional, galardonando a los creadores de publicaciones editoriales en categoría de divulgación científica para público infantil y en categoría para adultos inspiradas en la ciencia.
En una ceremonia realizada el 20 de agosto en la mencionada casa de estudios, “El retrato del tiempo: un viaje al pasado para entender el futuro”, de la paleoecóloga y académica del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la UOH, Natalia Villavicencio, recibió primer lugar en la categoría de libros de divulgación científica para adulto.
El Retrato del Tiempo, publicado el año pasado por editorial La Pollera, profundiza sobre la investigación de la académica UOH sobre ecosistemas extintos, enfocados principalmente en la última edad de hielo, para abordar el rol de la ciencia frente a la pérdida de la biodiversidad actual y sus principales causantes.
“No me imaginé que podía ganar. Estaba muy sorprendida y agradecida por el reconocimiento que hizo el jurado de mi trabajo. Eran diez publicaciones seleccionadas, cuatro de ellas de la Editorial La Pollera y finalmente obtuve el primer lugar. El libro resume las historias más entretenidas de la investigación que llevo a cabo en la UOH y me alegra la buena recepción que ha tenido”, señala la académica.
El jurado estaba compuesto por la ilustradora Loreto Salinas; la periodista de CNN especializada en sostenibilidad, Paloma Ávila; la geofísica y divulgadora científica, María Constanza Flores; el diseñador y académico Roberto Osses, premio Amster-Coré; y Paulo González, máster en edición e investigador de “El libro de divulgación científica en Chile”, y el premio consiste en la traducción al inglés de la publicación e impresiones.
Documentando 13 mil años de historia: las primeras huellas humanas de Chile central
- La pieza documental, que se presentará este jueves en la Universidad de O’Higgins, recoge las exhaustivas investigaciones sobre el impacto ambiental de la actividad humana en Chile central durante los últimos 13.000 años.
A partir del 29 de agosto, los establecimientos educacionales de la Región de O’Higgins, tendrán la oportunidad de disfrutar del documental “Primeras Huellas Humanas de Chile central”, una mirada profunda de los impactos que la actividad humana ha tenido sobre el medio ambiente en la zona central de Chile a lo largo de los últimos 13.000 años, que ha permitido a los climatólogos establecer una línea de base histórica que resulta fundamental para predecir futuros escenarios climáticos.
Dirigido por el Dr. en Paleontología y académico del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH), Erwin González, el material audiovisual y educativo ofrece un relato conciso de la prehistoria de Chile central, incluyendo eventos geológicos y ecológicos que precedieron la llegada de los primeros humanos a la Región de O’Higgins.
Financiado a través del proyecto URO2195, de la misma casa de estudios, para el fortalecimiento de la colaboración y asociatividad entre los actores regionales y la Universidad de O’Higgins, el documental está dirigido principalmente a estudiantes de enseñanza media y docentes de ciencias, historia y lenguaje; y a organizaciones sociales interesadas en el patrimonio cultural y la conservación del medio ambiente.
Erwin González comenta que para el documental “entrevistamos a diversos investigadores e investigadoras que actualmente dirigen proyectos Fondecyt, que son financiados por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile, y que están obteniendo resultados actualizados del patrimonio paleontológico, arqueológico y paleoclimático de Chile. Si bien el contenido de la información es complejo, para obtener una mayor comprensión del público general nos apoyamos en material visual de alta calidad como ilustraciones científicas y animaciones de animales extintos”.
Agrega que, con este documental, se busca mostrar “a la sociedad chilena, los avances acerca de su patrimonio, lo cual genera identidad y sentido de pertenencia con el territorio; sin perjuicio de lo anterior, lo más trascendente de esta pieza audiovisual es destacar el rol de las ciencias del pasado para construir políticas de restauración ecológica ante los profundos impactos ambientales que están sufriendo los ecosistemas actuales”.
Se trata de una iniciativa que pretende entretener y enseñar a la vez. Se buscó presentar un material educativo a la comunidad escolar de la Región de O’Higgins, con la intención de que sea utilizado en las aulas. Consta de un componente audiovisual con subtítulos en inglés, que es el documental en sí y, además, en base a los contenidos curriculares del Ministerio de Educación, se diseñaron guías pedagógicas dirigidas tanto para estudiantes de enseñanza media como para docentes.
Sobre la distribución del material, cualquier persona de Chile y el mundo podrá ver el documental a través de la página de Instagram y Youtube: taguataguamilenaria.
UOH reúne expertos para abordar experiencias y desafíos de la transición hacia la electromovilidad
- Este 28 y 29 de agosto se realizará el Segundo Encuentro de Electromovilidad organizado por la Universidad de O’Higgins, buscando acercar las visiones desde la academia, las políticas públicas y la experiencia privada.
Encuentro de Electromovilidad UOH 2024: Experiencias y Desafíos es la instancia que reúne por segunda vez en la Universidad de O’Higgins (UOH) a expertos nacionales e internacionales para conocer los principales avances, oportunidades y desafíos de la transición en electromovilidad.
Este encuentro organizado por la UOH, en colaboración con las secretarías regionales de Energía y Transportes y Telecomunicaciones de la Región O’Higgins, que se realizará los días 28 y 29 de agosto, contará con presentaciones de especialistas de la Agencia de Sostenibilidad Energética, la División de Transporte Público Regional, la Academia y la experiencia de privados en micro, mediana y macro-electromovilidad.
Liderado por el académico del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la UOH, Diego Muñoz, esta segunda versión busca conocer la visión de los primeros años de implementación de las políticas relativas a electromovilidad, el desarrollo de las tecnologías y avances en el área, y conocer los desafíos en su aplicación.
“Quiero agradecer al seremi de Energía, Claudio Martínez, y a la seremi de Transporte de O’Higgins, Flavia González, por este apoyo irrestricto a la organización de este encuentro. Nuestro objetivo es dar a conocer a la comunidad los avances en esta temática, de la cual todos seremos parte. La transición hacia la electromovilidad busca aportar en el proceso de descarbonización de la matriz energética, y ya es visible a través de flotas de buses eléctricos en el transporte público y en iniciativas de micro-electromovilidad, como scooters y bicicletas eléctricas. Además, la venta de vehículos eléctricos particulares ha ido al alza, y acorde a la Estrategia Nacional de Electromovilidad, desde 2035 todos los vehículos nuevos que se vendan serán eléctricos. Creemos relevante acercar estos y otros avances a la comunidad para así lograr una transición exitosa y que todos nos podamos beneficiar de ella”, explicó el Dr. Diego Muñoz.
Sobre la estructura del programa que se presentará en la UOH, el académico agrega que “se ha pensado este encuentro dividiéndolo en tres grandes miradas. Por una parte, lo relativo a las políticas públicas e iniciativas implementadas en el área, la investigación de vanguardia que se desarrolla sobre electromovilidad y, en tercer lugar, conocer las experiencias de las personas que se han abocado a través de sus respectivos emprendimientos o empresas a la implementación en las diferentes escalas en electromovilidad”.
La actividad contará -además- con la exposición de vehículos 100% eléctricos, infraestructura de carga y varios stands basados en tecnologías volcadas al creciente aumento del mercado de la electromovilidad.
Esta actividad es abierta a la comunidad y las inscripciones, programa e información están disponibles en el sitio web https://www.uoh.cl/encuentroelectromovilidad.
Experto UOH advierte que las respuestas de Japón a los sismos pueden dar lecciones para Chile ante los megaterremotos
- El geólogo y PhD en Ciencias de la Tierra, Jorge Romero, enfatiza en la importancia de la preparación de infraestructura crítica y aprender de las secuencias sísmicas que preceden a grandes terremotos.
Un fuerte sismo sacudió la costa sur de Japón -el pasado jueves- elevando la preocupación sobre la posibilidad de futuros terremotos de gran magnitud relacionados con una fosa submarina ubicada al este del país asiático. El movimiento telúrico llevó a los sismólogos a convocar una reunión de emergencia, en la cual se revaluó y aumentó el nivel de riesgo asociado a terremotos en la fosa de Nankai.
Según la Agencia Meteorológica de Japón (AMJ), el sismo tuvo una magnitud de 7.1, con epicentro en el mar, cerca de la costa oriental de Kyushu, a una profundidad de aproximadamente 30 kilómetros. Un grupo de sismólogos de la AMJ se reunió de inmediato y emitió un informe advirtiendo que la probabilidad de un futuro sismo de gran magnitud en el área, especialmente desde Kyushu hacia el centro de Japón, es ahora mayor que lo estimado previamente. La agencia indicó que continuará monitoreando de cerca los movimientos de las placas tectónicas en la zona de la fosa de Nankai.
“La alerta actual se basa en el conocimiento existente sobre las zonas que han acumulado suficiente energía para generar un gran terremoto, así como en eventos sísmicos que podrían considerarse precursores de uno de mayor magnitud. En ese sentido, los grandes terremotos chilenos funcionan de manera similar a los de Japón; ambos países cuentan con conocimiento experto y monitoreo constante. Sin embargo, en Chile nuestro registro histórico de sismos se limita a unos cuantos siglos, a diferencia de Japón, por lo que se requeriría una investigación geológica mucho más robusta de eventos pasados para obtener este tipo de alertas”, señala Jorge Romero, geólogo, PhD en Ciencias de la Tierra e investigador asociado del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH).
Aunque no se ha identificado un riesgo inminente de un gran terremoto en el futuro cercano, las autoridades niponas instaron a los residentes de las zonas costeras adyacentes a la fosa, que se extiende unos 500 kilómetros, a revisar sus planes de emergencia y preparación para este tipo de movimientos telúricos.
En Chile, los terremotos han generado grandes problemas, principalmente debido a los destructivos tsunamis, los daños en la infraestructura y los derrumbes que ocurren tras un sismo. Para Romero, en caso de un aviso sobre un posible megaterremoto, “se deberían implementar medidas para agilizar el tránsito peatonal en las vías de evacuación, evitando atochamientos vehiculares. También sería crucial preparar la infraestructura crítica, como hospitales, bomberos y servicios básicos, para enfrentar el estrés significativo que podría causar un sismo”. Además, Romero subraya la importancia de “garantizar la seguridad en las zonas costeras, puertos y navíos, así como redoblar las precauciones para prevenir posibles focos de agitación social, como saqueos”.
Históricamente, los grandes terremotos que ocurren al otro lado del Pacífico han generado tsunamis de campo lejano que alcanzan las costas chilenas y provocan daños. Sin embargo, aún se investiga cómo los sismos lejanos podrían influir en el estrés de zonas sísmicamente activas como la nuestra. “Si bien podrían desencadenar terremotos en áreas donde ya existe una alta tensión sísmica, actualmente no contamos con una regla o un modelo geométrico que nos permita predecir con certeza estas interacciones”, indica el profesional.
Según expertos japoneses, hay un 70-80% de probabilidad de que se produzca un sismo de magnitud 8 o 9 en los próximos 30 años desde la fosa de Nankai. Aunque el sismo del jueves incrementa esta posibilidad, no es posible predecir el momento o la ubicación exacta, por lo que se insta a la población a mantenerse alerta durante al menos una semana.
Romero es enfático en señalar que, si los pronósticos se cumplen, “esto podría ser un gran aprendizaje para Chile sobre cómo abordar los megaterremotos. No hay que olvidar que los terremotos como el de Valdivia (1960), Maule (2010) e Iquique (2014) estuvieron precedidos por secuencias sísmicas, horas o incluso semanas antes del gran evento. Dependiendo de cómo se comporten la ciudadanía y las autoridades frente a estas advertencias, podríamos ser testigos de una nueva manera de enfrentar emergencias sísmicas, que ciertamente sería de gran valor para un país como el nuestro”.