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    • Octubre 2019
    Proyecto Finalizado

    Participación en el rol de académica- Investigadora experta en entomología dentro del Comité de coordinación regional (no está el rol definido por eso aparece como co-inv)) Objetivo general del proyecto Diseñar e implementar una estrategia transdisciplinaria de vinculación entre los apicultores de la región y la Universidad de O’Higgins, que permita construir una “Hoja de Ruta” para resolver las brechas existentes en el sector y definir las líneas de invesDgación aplicada a desarrollarse
    Investigador/a Responsable
    • Abril 2019
    Proyecto En Ejecución

    Co-Investigador/a
    • Abril 2019
    Proyecto Adjudicado

    La fabricación digital es un concepto que está revolucionando el modo en que se producen piezas y objetos. Hace referencia a procesos de manufactura en los que se usan máquinas controladas por una computadora para fabricar un objeto, previamente diseñado en algún software. La fabricación digital incluye tecnologías como impresión y escaneo 3D, corte láser y mecanizado CNC (control numérico computarizado); que junto al diseño CAD (diseño asistido por computadora) y programación permiten procesar archivos digitales para construir objetos tangibles. También se relaciona con el modelo educativo STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemática) y con tecnologías que definen la próxima revolución industrial, la industria 4.0. La fabricación digital puede ser considerada un medio para desarrollar competencias como la creatividad, la colaboración y el trabajo en equipo, la proactividad y el emprendimiento. Numerosas experiencias internacionales y nacionales en fabricación digital han demostrado ser eficaces en fomentar competencias transversales en estudiantes, a diferencia del simple uso de dispositivos electrónicos (por ejemplo, smartphones). La eficacia de la fabricación digital radica en que, si bien también implica el uso de dispositivos electrónicos, pone el foco en conceptualizar, desarrollar y construir un producto físico. En consecuencia, esta nueva filosofía basada en el “aprender haciendo” aumenta la motivación, otorga autonomía y brinda competencias laborales fundamentales para el siglo XXI. La pandemia Covid-19 ha traído pérdidas irreparables, pero también grandes aprendizajes y desafíos tecnológicos. Se ha acelerado la transformación digital y se ha manifestado un gran potencial de desarrollo tecnológico local. Por otra parte, también se han visualizado brechas digitales y de género en la educación chilena. Desde el punto de vista del impacto en aprendizaje en contexto de pandemia, se ha determinado que la Región de O’Higgins podría ser una de las más perjudicadas por el cierre prolongado de los establecimientos educacionales (MINEDUC, 2020). Sumado a ello, es particularmente preocupante la diferencia, en detrimento de las niñas y las adolescentes, que ocurre con el desempeño en áreas STEAM, por lo crucial que estas resultan en las futuras oportunidades, nivel de ingresos y calidad de vida a la que podrán acceder (UNESCO, 2019). La Estrategia Regional de Innovación identifica la baja formación e incorporación de nuevas tecnologías 4.0 como una brecha que limita la puesta en marcha de proyectos innovadores y la asociatividad entre los actores regionales. Indicadores comunes para medir la efectividad de la innovación empresarial y emprendimiento tecnológico son instrumentos de propiedad industrial, como patentes, y surgimiento de empresas de base tecnológica. Las estadísticas de la Región de O’Higgins no son buenas. Según los últimos datos de INAPI, apenas el 1,33% de las patentes solicitadas en Chile provienen de la Región de O’Higgins. Por otro lado, no existen registros de emprendimientos regionales de base tecnológica. La incorporación de las tecnologías de fabricación digital en la formación de jóvenes makers puede fortalecer la educación STEAM, reducir la brecha digital y de género y potenciar los procesos de innovación empresarial y emprendimiento tecnológico en la Región de O’Higgins.
    Co-Investigador/a
    • Abril 2019
    Proyecto Finalizado

    El Objetivo del proyecto es mitigar impacto económico mediante difusión y capacitaciones taxonómicas y visuales enfocadas a pequeños productores, logrando un plan de manejo integrado de la plaga.
    Investigador/a Responsable
    • Abril 2019
    Proyecto Finalizado

    El Objetivo del proyecto es mitigar impacto económico mediante difusión y capacitaciones taxonómicas y visuales enfocadas a pequeños productores, logrando un plan de manejo integrado de la plaga.
    Co-Investigador/a
    • Marzo 2019
    Proyecto Finalizado

    Actualmente, ante el escenario de cambio climático la fruticultura chilena enfrenta importantes desafíos, siendo los más críticos la adaptabilidad de las plantas a las nuevas condiciones edafoclimáticas y la escasez de mano de obra capacitada (FIA, 2017). Para afrontar el problema, el sector frutícola ha recurrido a diversas estrategias, entre ellas, la introducción de nuevas variedades con mejor adaptabilidad, bajos requerimientos de horas frío, alto valor agregado y mayor productividad, junto con la adopción de nuevas tecnologías y la diversificación de las especies en los huertos, de manera de asegurar la mano de obra durante toda la temporada. El kiwi (Actinidia spp.) es uno de los cultivos que se perfila como una atractiva alternativa productiva por su creciente demanda mundial (3 millones ton), donde Chile se caracteriza por ser el tercer exportador (179.833 ton) después de Italia y Nueva Zelanda (FAO, 2017). Las regiones del Maule y O’Higgins representan cerca del 90% de la superficie nacional (respectivamente 50,8% y 37%), siendo la variedad “Hayward” (pulpa verde) tradicionalmente la más cultivada. Dadas las condiciones de alta demanda y mejores precios internacionales, en la última década se han introducido nuevas variedades de pulpa amarilla, las cuales presentan mayor rentabilidad en comparación a ´Hayward’. En particular, la Región de O’Higgins con 3.376 ha de kiwi en producción (equivalentes a 73.554 ton), se destaca por la mayor superficie de variedades de pulpa amarilla (50,4% del total nacional; 622 ha) (ASOEX, 2017). Sin embargo, estas últimas son conocidas por su mayor susceptibilidad al cancro bacteriano (Pseudomona syringae pv. actinidiae; Psa) y a eventos climáticos adversos (e.g. heladas y lluvias primaverales), por lo que se requiere adoptar nuevas estrategias de manejo agronómico. La experiencia internacional menciona a los sistemas de cobertura como una óptima alternativa para contener y disminuir la presencia del cancro bacteriano del kiwi, reducir el riesgo por adversidades climáticas y mejorar la producción de los huertos. Bajo las condiciones regionales, existen experiencias en el uso de sistemas de cobertura en manzano, cerezo y vid, mientras que en kiwi sólo se han realizado algunas aproximaciones, lo cual constituye una oportunidad para aumentar la eficiencia productiva y la rentabilidad del sector frutícola local. Objetivo general Aumentar la competitividad de los productores de kiwi mediante la generación de directrices tecnológicas para el uso de sistemas de cobertura foto-selectivas en la Región de O’Higgins
    Co-Investigador/a
    • Marzo 2019
    Proyecto Finalizado

    Objetivos: Promover y desplegar buenas prácticas medioambientales al interior del Campus Colchagua, a través de estrategias y acciones que contribuyan al desarrollo sustentable de la comunidad.
    Co-Investigador/aInvestigador/a Responsable
    • Marzo 2019
    Proyecto Finalizado

    Actualmente, ante el escenario de cambio climático la fruticultura chilena enfrenta importantes desafíos, siendo los más críticos la adaptabilidad de las plantas a las nuevas condiciones edafoclimáticas y la escasez de mano de obra capacitada (FIA, 2017). Para afrontar el problema, el sector frutícola ha recurrido a diversas estrategias, entre ellas, la introducción de nuevas variedades con mejor adaptabilidad, bajos requerimientos de horas frío, alto valor agregado y mayor productividad, junto con la adopción de nuevas tecnologías y la diversificación de las especies en los huertos, de manera de asegurar la mano de obra durante toda la temporada. El kiwi (Actinidia spp.) es uno de los cultivos que se perfila como una atractiva alternativa productiva por su creciente demanda mundial (3 millones ton), donde Chile se caracteriza por ser el tercer exportador (179.833 ton) después de Italia y Nueva Zelanda (FAO, 2017). Las regiones del Maule y O’Higgins representan cerca del 90% de la superficie nacional (respectivamente 50,8% y 37%), siendo la variedad “Hayward” (pulpa verde) tradicionalmente la más cultivada. Dadas las condiciones de alta demanda y mejores precios internacionales, en la última década se han introducido nuevas variedades de pulpa amarilla, las cuales presentan mayor rentabilidad en comparación a ´Hayward’. En particular, la Región de O’Higgins con 3.376 ha de kiwi en producción (equivalentes a 73.554 ton), se destaca por la mayor superficie de variedades de pulpa amarilla (50,4% del total nacional; 622 ha) (ASOEX, 2017). Sin embargo, estas últimas son conocidas por su mayor susceptibilidad al cancro bacteriano (Pseudomona syringae pv. actinidiae; Psa) y a eventos climáticos adversos (e.g. heladas y lluvias primaverales), por lo que se requiere adoptar nuevas estrategias de manejo agronómico. La experiencia internacional menciona a los sistemas de cobertura como una óptima alternativa para contener y disminuir la presencia del cancro bacteriano del kiwi, reducir el riesgo por adversidades climáticas y mejorar la producción de los huertos. Bajo las condiciones regionales, existen experiencias en el uso de sistemas de cobertura en manzano, cerezo y vid, mientras que en kiwi sólo se han realizado algunas aproximaciones, lo cual constituye una oportunidad para aumentar la eficiencia productiva y la rentabilidad del sector frutícola local. Objetivo general Aumentar la competitividad de los productores de kiwi mediante la generación de directrices tecnológicas para el uso de sistemas de cobertura foto-selectivas en la Región de O’Higgins
    Responsable Alterno
    • Marzo 2019
    Proyecto Finalizado

    Actualmente, ante el escenario de cambio climático la fruticultura chilena enfrenta importantes desafíos, siendo los más críticos la adaptabilidad de las plantas a las nuevas condiciones edafoclimáticas y la escasez de mano de obra capacitada (FIA, 2017). Para afrontar el problema, el sector frutícola ha recurrido a diversas estrategias, entre ellas, la introducción de nuevas variedades con mejor adaptabilidad, bajos requerimientos de horas frío, alto valor agregado y mayor productividad, junto con la adopción de nuevas tecnologías y la diversificación de las especies en los huertos, de manera de asegurar la mano de obra durante toda la temporada. El kiwi (Actinidia spp.) es uno de los cultivos que se perfila como una atractiva alternativa productiva por su creciente demanda mundial (3 millones ton), donde Chile se caracteriza por ser el tercer exportador (179.833 ton) después de Italia y Nueva Zelanda (FAO, 2017). Las regiones del Maule y O’Higgins representan cerca del 90% de la superficie nacional (respectivamente 50,8% y 37%), siendo la variedad “Hayward” (pulpa verde) tradicionalmente la más cultivada. Dadas las condiciones de alta demanda y mejores precios internacionales, en la última década se han introducido nuevas variedades de pulpa amarilla, las cuales presentan mayor rentabilidad en comparación a ´Hayward’. En particular, la Región de O’Higgins con 3.376 ha de kiwi en producción (equivalentes a 73.554 ton), se destaca por la mayor superficie de variedades de pulpa amarilla (50,4% del total nacional; 622 ha) (ASOEX, 2017). Sin embargo, estas últimas son conocidas por su mayor susceptibilidad al cancro bacteriano (Pseudomona syringae pv. actinidiae; Psa) y a eventos climáticos adversos (e.g. heladas y lluvias primaverales), por lo que se requiere adoptar nuevas estrategias de manejo agronómico. La experiencia internacional menciona a los sistemas de cobertura como una óptima alternativa para contener y disminuir la presencia del cancro bacteriano del kiwi, reducir el riesgo por adversidades climáticas y mejorar la producción de los huertos. Bajo las condiciones regionales, existen experiencias en el uso de sistemas de cobertura en manzano, cerezo y vid, mientras que en kiwi sólo se han realizado algunas aproximaciones, lo cual constituye una oportunidad para aumentar la eficiencia productiva y la rentabilidad del sector frutícola local. Objetivo general Aumentar la competitividad de los productores de kiwi mediante la generación de directrices tecnológicas para el uso de sistemas de cobertura foto-selectivas en la Región de O’Higgins
    Investigador/a Responsable
    • Enero 2019
    Proyecto Finalizado

    Actualmente, los pequeños y medianos viveros, que son la mayoría y representan entre el 20% y el 30% de la producción nacional de plantas, no disponen del conocimiento adecuado de producción ni acceso a las tecnologías, además, desconocen las mejores prácticas y falta de personal capacitado y especializado. Las diferencias surgen desde las semillas utilizadas, forma de siembra, hasta los sistemas que utilizan para aplicación de fertilizantes, riego y controles fitosanitarios (INFOR, 2013). Una de las razones de esto, es que los viveristas son personas por sobre los 40-45 años y muchos de ellos, sobre todo los que no tienen instrucción técnica, son personas que adquirieron experiencia por el "aprender haciendo" y por recomendaciones de terceros, muchas veces sin sustento técnico-científico. Este problema genera mucha disparidad entre los viveros de grandes empresas forestales, quienes poseen tecnologías de nivel mundial; han sido capaces de desarrollar sus propias tecnologías y/o adaptado la forma de trabajo de otras potencial forestales a la realidad local. En relación a las limitaciones de los pequeños y medianos viveristas, se ha detectado un pobre manejo en las faenas de riego y fertilización, lo que causa una disminución en la eficiencia del uso de estos recursos, aumento de los costos de producción y disminución en la calidad de planta. Así, con respecto al riego, el 100% de los viveristas declara que el criterio de riego utilizado se basa unicamente en la apreciación visual, lo que conlleva un esquema "sistemático de riego" (1 ó 2 veces al día), sin tener en consideración la demanda hídrica de los cultivos. Esto conlleva un aumento en la presión de lixiviación de nutrientes y pérdida de estos. En relación a la fertilización, al igual que en el riego, el manejo nutricional se basa en la "apreciación visual" y sólo el 14% utiliza análisis nutricionales para verificar dichos diagnósticos visuales. Por otra parte, utilizan fertilizantes especialmente formulados para suelos agrícolas con aporte de nitrógeno, fósforo, potasio, no existiendo aporte de calcio y azufre. Esto causa deficiencias nutricionales serias en las plantas, condicionando su posterior desempeño en campo. De acuerdo a lo anteriormente mencionado, se identificado dos oportunidades: 1.- Manejo de riego: Se propone manejar el riego en función de la demanda hídrica de las plantas, y por etapas de desarrollo del cultivo. Capacitación y entrenamiento en el sistema de pesada de bandejas y utilización de sensores de humedad, como criterio de riego . 2.- Manejo nutricional: Balance de soluciones nutritivas que permitan la correlación y complementación de esquemas de manejo nutricional en función del estado de desarrollo de los cultivos. Adoptar prácticas para la realización de balances de soluciones nutritivas y para la generación de fertilizantes completos adaptados a las necesidades y características de cada vivero, usando insumos como sales y/o fertilizantes disponibles en el mercado. Es importante destacar que las plantas producidas por estos pequeños y medianos viveros, son la principal fuente que abastece los programas de establecimiento (forestación y reforestación) de la pequeña y mediana propiedad, por lo que cualquier aumento en la supervivencia y crecimiento inicial de las plantaciones establecidas, se traduce en menores costos totales de establecimiento, aumento en la productividad, y consigo mayores retornos al final de la rotación de cultivo. Finalmente, existe una escasa o nula comunicación entre viveristas ya sea para intercambiar aspectos técnicos, logísticos o de comercialización. Esto surge o se basa en la consideración del resto de los viveros como entes “competidores” y no visualizan los beneficios de mantener una comunicación fluida entre ellos, lo que les permitía reducir costos en insumos, intercambiar y complementar experiencia, y derivar requerimientos de plantas hacia otros viveros que sí disponen de ellas (nexo comprador-vendedor), situación que ayudaría a disminuir el número de plantas que no son vendidas en una temporada por no existir este nexo. Además no existe algún articulador público y/o privado para este sector como sí existe en la agricultura y para los propietarios forestales (forestadores). En relación al punto anterior, las instancias de capacitación (curso de capacitación, seminarios, gira técnica y visitas de acompañamiento) y las “mesas de trabajo” que se crearan en los cursos de capacitación y seminario de cierre, genera la oportunidad de crear comunicación entre los viveristas lo que les permitirá plantear, discutir y llegar a conceso de sus necesidades. El saber que sus problemas son transversales a la mayoría de los productores, corresponderán a instancias en donde ellos, pese a ser “competidores” en el mercado de la producción de plantas, pasarán a ser aliados estratégicos en este mismo mercado.
    Co-Investigador/a