Artes y Deportes: el impacto positivo en personas con discapacidad
- Felipe Gaune, músico; Makarena Arriagada y Erick Rodríguez, deportistas paralímpicos, relataron en la Universidad de O’Higgins cómo han desarrollado sus habilidades artísticas y deportivas, desafiando las barreras de la sociedad.
“Existen temáticas en la sociedad que constituyen parte importante de la vida diaria de personas que no son comentadas, casi como si fueran temas tabú, una de ellas es la vivencia de las personas con discapacidad y cómo se desarrollan en distintos ámbitos de su vida, por eso es importante que lo conversemos, que lo visibilicemos para construir una sociedad más inclusiva”, expresó la coordinadora de la Unidad de Inclusión de la Universidad de O’Higgins (UOH), Carol Uribe, al iniciar la charla y conversatorio “Arte y deportes, talentos a destacar”, que reunió al músico y persona autista, Felipe Gaune, y a los deportistas paralímpicos, Makarena Arriagada y Erik Rodríguez, para entregar su testimonio en relación a cómo se han desarrollado en su vida profesional, artística y deportiva.
La actividad se enmarcó en el proyecto FONAPI “Es mejor si lo conversamos. Espacios de aprendizaje y conciencia en honor a la diversidad e inclusión de personas con discapacidad”, que financia SENADIS y ejecuta la UOH. Con un ciclo de 11 actividades -entre talleres, seminarios y conversatorios- la iniciativa busca promover el derecho a la educación, los derechos sexuales y reproductivos, los laborales, los del ámbito de la salud y el derecho a la participación en la vida cultural y recreativa, que tienen las personas con discapacidad. Asimismo, busca visibilizar cinco tipos de discapacidad: física, visual, auditiva, psíquica (condición del espectro autista, CEA) y orgánica. Todo ello, bajo la campaña #Conciencia-Incluye.
Música que abre puertas
Felipe Gaune es profesor de educación musical y músico, y fue la primera persona en entregar su testimonio en el conversatorio. Relató cómo ha sido descubrir tardíamente su condición de persona autista y cómo la música, que es profesión y su pasión, le ha ayudado en su caminar por la vida. “Yo descubrí hace un año, con 30 años de edad, que soy autista y siento que la música, al escucharla, me ayudó desde pequeño, sin saber que tenía esta condición. Lamento no haber aprendido a tocar instrumentos desde pequeño, pues de más grande, me ayudan mucho con las habilidades sociales, a ser más extrovertido, a compartir más con las personas. Me ha abierto canales de expresión, me permite liberarme cuando me ahogo, cuando me aíslo”.
Y hoy en su labor como docente, en un colegio con altos niveles de vulnerabilidad y con niñas/os del espectro autista, Felipe Gaune, ha decidido “desde la experiencia que yo tuve, de sentirme incómodo, trabajar con los estudiantes con autismo y realizarlo me ha resultado bastante bien. Han demostrado un talento innato”. Y destalla “con uno de ellos, en particular, puedo hacerle dictado de acordes y sacar melodías, que para mí eran difíciles en la universidad, y él lo identifica sin problema. Entonces es muy satisfactorio saber que sí podemos trabajar con ellos y comunicarlo a sus padres. Entonces, siento que -desde esta perspectiva- puedo aportar como profesor con la condición a que se entienda, a que se comprenda, a que se incluya, efectivamente, a las/los niñas/os, entendiendo las capacidades que ellos tienen”.
El profesor Gaune sostiene que el desafío está en que, en el caso de los colegios, busquemos alternativas para trabajar con niñas/os y jóvenes, porque es posible. “Yo tengo un estudiante con autismo con mutismo selectivo que en la clase de música trabaja bien porque descubrimos que es muy bueno con las percusiones, entonces, le paso un instrumento, él escucha lo que estamos tocando y me acompaña, y es extraordinario, pero fuera de esta clase las relaciones le cuestan mucho, pero debemos trabajar para incluirlo y no para rechazarlo o no sólo quedarnos con que ‘está en el Programa de Integración Escolar’. Todos podemos y debemos colaborar”, puntualiza.
Del atletismo al bádminton sin decaer
Makarena Arriagada es terapeuta ocupacional y deportista paralímpica. Nació con una amputación congénita del tercio superior del antebrazo izquierdo, pero ello no le impidió amar los deportes, los que practicó desde temprana edad, hasta enamorarse del atletismo, cuando empezó a correr con un compañero en la Universidad de Playa Ancha, donde cursaba Terapia Ocupacional. Su práctica del atletismo la llevó a integrar la selección de la UPLA, sin embargo, tendría que enfrentar otro desafío: un problema en su cadera (pinzamiento) complicaría seguir en esta senda, entonces, descubre el bádminton, deporte en el que es seleccionada nacional, y con el que representó a Chile en los Juegos Parapanamericanos Santiago 2023.
“Creo que con todo lo que me ha tocado vivir, no puedo decir que he tenido una mala vida, imposible; de hecho, agradezco haber nacido así porque me ha permitido también experimentar distintas situaciones que una persona sin discapacidad, quizás, no podría vivir. Me ha entregado otras formas de ver la vida, con otros valores. Siento que nunca tenemos que dar por hecho que lo tenemos todo, porque -de un segundo a otro- cambian las cosas. Pero, aunque cambien siempre hay una forma, una salida, una lucecita que nos da la opción de seguir avanzando, superándonos y también de plantearnos nuevas metas. Al final, siempre depende de uno lograr lo que queremos conseguir”.
Actualmente, vive en Santiago para continuar con la práctica del bádminton y si bien no está ejerciendo en su área, señala que “se trata de una empresa en crecimiento, y en la entrevista laboral conversamos de la posibilidad futura de trasladarme al área de recursos humanos para certificarme como gestora de inclusión de la empresa. A nivel de currículo, tengo experiencia y, como persona con discapacidad, terapeuta ocupacional y deportista, tengo una visión distinta y he podido conocer diversas realidades y deportistas paralímpicos y me hace observar las necesidades de las personas, la infraestructura con que se cuenta, y cómo podemos hacerla más accesible”.
Excelencia en el deporte y trabajo
Erick Rodríguez es profesor de Educación Diferencial, ingeniero en Recursos Humanos y deportista paralímpico, que integra la Selección Nacional de Fútbol para Ciegos de Chile, que participó en los Juegos Parapanamericanos Santiago 2023. Ciego desde su nacimiento, Erik relata que sus primos siempre lo integraron a los partidos de fútbol y para que identificará la pelota, la ponían en una bolsa de plástico buscando que sonara. Esa fue la antesala de sus inicios en el fútbol para personas ciegas, donde hoy lo llaman “el 7 de Chile”. El año 2023, llegó a los Juegos Parapanamericanos con el galardón de ganar, junto a su equipo, la Copa Intercontinental de Fútbol para ciegos que se jugó en India.
En la charla y en el conversatorio, Erik Rodríguez invitó a “decir que se puede, que cada persona que escuche este mensaje, que vea este mensaje, sienta que -más allá que sea o no sea persona con discapacidad- se puede. Desde ahí, nace la garra y nacen las ganas de querer hacer cosas, de querer aportar. Todos podemos aportar y entre todos construimos un mundo más diverso y un mundo más objetivo. Creo que eso es muy importante, y en mi caso, fue el deporte el que me abrió las puertas, que me permitió soñar y tener un desarrollo pleno como persona. Creo que ser deportista es mi forma de poder devolver un poco la mano a la vida. En algún momento yo pensé que no iba a hacer nada en la vida, y hoy día he podido a lograr algunas cosas y sigo proponiéndome más objetivos”.
Y en su trayectoria laboral también destaca. Erik hoy se desempeña en el área de Gestión de Personas del Banco Santander, donde optimiza los procesos y está a cargo de un equipo de 10 personas, en su calidad de jefe de la Mejora Continua de los Procesos del Banco. Junto a ello, fue distinguido en su trabajo, como activista por la discapacidad. “Fue una bonita sorpresa, una compañera me postuló a los premios de diversidad e inclusión que distinguen a personas que trabajen por la inclusión en los distintos países donde está el Banco Santander. Primero, fui al nacional, y de 15 personas que trabajamos en inclusión salió mi currículum y mis acciones como la ganadora, y eso me llevó a competir en el plano internacional llegando a la final en España. Allá, el directorio del Banco decidió que yo ganaba el premio de diversidad e inclusión 2023. Es una muy bonita recompensa para mí, por todo el trabajo que uno entrega queriendo solamente ayudar a personas como uno”.