● Mar 18 de Marzo 2025

¿Terremoto inminente?: el sismo de gran magnitud que podría sacudir a Chile tarde o temprano

Escrito por Universidad de O'Higgins
Terremoto

 

  • La advertencia toma fuerza tras la secuencia de temblores registrados recientemente en el norte del país, incluyendo el evento sísmico del pasado 06 de marzo en Sierra Gorda, que alcanzó 6.0 de magnitud, según indicaciones oficiales.

 

Una serie de sismos ocurridos en el norte de Chile ha disparado las alarmas tanto en la población como en la comunidad científica, desde donde se analizan las implicancias de este “enjambre telúrico”. Este trae consigo la posibilidad de que se produzca un terremoto de grandes proporciones como el ocurrido en Vallenar, Atacama (1922), que alcanzó 8.5 de magnitud, o como el de Valdivia en 1960 de 9.5, siendo este último el más destructivo de la historia mundial.

La académica del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH), Alejandra Serey, explica que la sismicidad en la zona norte de Chile podría estar reflejando un proceso de liberación progresiva de energía que se ha venido acumulando desde 1922, o ser un preludio de un evento de grandes proporciones que afectaría considerablemente las comunas de Iquique y Mejillones, ubicadas en las regiones de Atacama y Antofagasta, respectivamente.

“Estamos en presencia de advertencias sísmicas, y a la espera de un terremoto de gran magnitud de entre 8.0 y 8.4 en la escala de Richter, y con el que se pueden generar tsunamis, y otros peligros geológicos en cascada con remociones en masa, o con deslizamientos que embalsarían algún valle, con lo cual se afectarían a gran escala estas poblaciones, tal como ocurriera en el terremoto de Valdivia de 1960, donde se alteraron los cauces de ríos, y se produjeron grandes embalsamientos”.

Del enjambre al terremoto

La doctora en Geología se refiere a “estos enjambres sísmicos” que se han sucedido en el norte del país, como un reflejo de temblores “a los que no estamos tan acostumbrados”, a diferencia de los terremotos provocados entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana, que son más conocidos por sus enormes dimensiones, además de venir acompañados de réplicas que se producen de forma sucesiva en días, meses o décadas, indica la investigadora.

Sostuvo que, de ocurrir un terremoto de estas características, el norte del país sufriría consecuencias inmediatas, que se extenderían durante los próximos años, de tal modo que “seguiríamos sufriendo las secuelas o peligros asociados o desencadenados por este evento, cuyo momento exacto, aunque no se pueda predecir, el país deberá estar preparado ante esta amenaza inminente”, concluye la especialista.

Experiencia y aprendizaje

Por su parte, el académico del Instituto de Ciencias Sociales de la UOH, Ricardo Fuentealba, destaca los potenciales aprendizajes en la gestión del riesgo de desastre que ha acumulado el país y las comunidades, especialmente a partir de la experiencia con eventos como el terremoto de Antofagasta de 1995, el de 2007 en Tocopilla, el de 2014 en Arica e Iquique, “y sin duda el 27F del año 2010”.

“Formalmente, el país ha visto un avance importante en la gestión del riesgo en los últimos años, donde se han desarrollado planes de emergencia regionales y comunales específicos, que incluyen anexos para una mejor coordinación al momento de enfrentar una emergencia ligada a amenazas de terremotos o de tsunamis, que podrían ocurrir en Arica y Parinacota, Antofagasta o Atacama”.

Infraestructura y lecciones

Fuentealba subraya que desde 1960 en adelante Chile también ha evolucionado en infraestructura y en normativa de construcción, lo que permitiría mitigar el impacto de un sismo de gran magnitud, en caso de que este ocurra. No obstante, advierte que, a pesar de estos avances, existen eventos como el reciente apagón de febrero 2025, que dejó sin energía eléctrica a buena parte del país, que demuestran la vulnerabilidad ante un sismo de grandes proporciones.

“Mientras nuestro país desarrolla su capacidad de gestionar y reducir el riesgo, hay eventos que siempre muestran las debilidades del sistema. Esto lo vimos con el apagón de febrero 2025, donde una falla en la línea de transmisión produjo un corte de luz que afectó a millones de personas en el país. ¿Qué pasaría entonces, en materia de electricidad si ocurriera un sismo de gran magnitud? Estar preparados requiere una serie de acciones cotidianas que anticipen estos escenarios”, indica el experto a manera de alertar la urgencia.

El académico insiste en fortalecer la resiliencia y redundancia de los sistemas de infraestructura del país desde lo institucional, en razón de aportar mayor seguridad y soporte a la población chilena frente a eventos impredecibles, pero que ocurrirán tarde o temprano.

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