Los pronombres se utilizan en nuestra cotidianidad para reemplazar los nombres de las personas. Los usamos con frecuencia sin pensar en ello. A menudo, cuando se habla de alguien en tercera persona los pronombres tienen implícito una identidad de género que se asume por el aspecto físico de las personas.
Asumir los pronombres de las personas sin conocerlas, puede provocar que se sientan ofendidas o discriminadas. Usar los pronombres con los que las personas identifícan su género es una forma de mostrar respeto por su identidad de género.