Chile se ha visto cada vez más afectado por múltiples eventos extremos climáticos que ocurren simultáneamente,
como eventos compuestos, o consecutivamente, como eventos en cascada.
Los eventos climáticos se consideran compuestos cuando ocurren al mismo tiempo. Por ejemplo, el centro de
Chile (la región más poblada del país) se ha visto afectada por sequías frecuentes y severas, agravadas por el
aumento de las olas de calor (HWs) que a su vez han favorecido persistentes incendios forestales. Estos eventos
extremos han afectado la economía al dañar cultivos y provocar escasez de alimentos para el ganado.
Los eventos en cascada actúan como una serie de fichas de dominó que se derrumban. Por ejemplo, en el sur de
Chile, las fuertes lluvias orográficas asociadas con potentes ríos atmosféricos (ARs) han provocado graves
inundaciones que, al arrastrar sedimentos ricos en nutrientes a lagos y fiordos, a menudo han favorecido
floraciones de algas nocivas (HABs). En la misma región, el rápido derretimiento de los campos de hielo
patagónicos no solo está canalizando hierro hacia lagos y fiordos (favoreciendo más floraciones de algas), sino
que también ha formado cientos de nuevos lagos. El vaciamiento repentino de lagos glaciales (GLOFs) han
provocado deslizamientos de tierra e inundaciones que han borrado del mapa pequeños poblados en la
Patagonia.